La Ira
y el Odio
En la
psicología contemporánea y más especialmente en el enfoque
conductista, existen cuatro emociones básicas que rigen el
comportamiento del hombre como ser biosicosocial: El placer,
el amor, el miedo y la ira, siendo esta última una de las
más perniciosas para el ser humano.
Estas emociones están ligadas a la afectividad y en el caso
específico de la ira (conocida también como rabia), está
relacionada con el desagrado. No hay estado afectivo neutro
y no hay sentimiento o emoción que no tenga su compañero
contrario. En este caso, lo contrario de la alegría es la
ira.
La ira es el sentimiento de desagrado que una persona tiene
ante una circunstancia determinada, que le impide actuar de
forma serena produciendo alteraciones de la conducta que
llegan a ser extremas.
¿Cómo se manifiesta?
La persona sufre trastornos fisiológicos significativos que
afectan las vísceras, el sistema nervioso y en especial, la
actividad cerebral. La sangre se agolpa, el corazón salta,
la garganta se anuda, la boca se seca, el sudor brota, las
manos y las piernas tiemblan. Por lo general, la persona
iracunda sufre una contracción del rostro, acompañada de una
mímica que manifiesta estupor y rabia a la vez. Cuando habla
aumenta el tono de la voz, esta conducta emocional -más
comunmente- va acompañada de una tendencia exagerada a la
gesticulación y en la mayoría de los casos, termina cuando
se genera una respuesta violenta ante el estímulo que la
provocó.
Hay quienes opinan que la ira, al igual que otras emociones,
es innata y congénita, pero estudios más recientes apuntan
hacia el hecho de que lo único innato y congénito es la
respuesta de los individuos ante las situaciones
desagradables que, a través de procesos de maduración y de
aprendizaje, se van haciendo diferentes en cada persona.
La ira está muy relacionada con los fracasos, frustraciones
y conflictos del hombre. Ahora bien, hay que tener en cuenta
que no existen personas que alguna vez no hayan tenido un
fracaso. Muy por el contrario, estos son necesarios en el
proceso de aprendizaje del hombre.
En la actualidad, se puede apreciar con facilidad, cómo la
ira se ha instalado en los ciudadanos de las diferentes
clases sociales quienes, debido a las circunstancias por las
cuales está atravesando nuestro país, culpan a otros de
situaciones de miseria, marginalidad, desempleo, falta de
educación, etc., que pudieran estar transitando en un
momento determinado. Esta ira contenida genera situaciones
de violencia en muchos casos y en los que no, lleva a los
individuos a alimentar odios y resentimientos.
¿Qué es el odio?
El odio es el producto de resentimientos y generalmente se
define como el sentimiento contrario del amor. En el amor se
desea el bienestar para la persona amada. En el odio, el
deseo de malestar es lo que está presente. Heráclito
lo definió como el amor invertido. La persona que odia
manifiesta una conducta hostil, agresiva y repulsiva contra
la persona objeto de su odio.
Las personas abrigan odios en su interior a causa de haber
sufrido en su vida frustraciones y situaciones adversas que
no pudieron superar por diferentes circunstancias. Es el
caso de personas que no consiguen perdonar a sus padres
porque cuando eran niños, estos tuvieron con ellos conductas
altamente represivas e incomprensivas. También es el caso de
la persona que sufrió un divorcio o separación traumática y
vive odiando a quien fuera su pareja.
Estas personas viven responsabilizando a los demás de sus
fracasos y recreando sus problemas con amigos y familiares.
Tienen un permanente sentimiento de que el mundo está contra
ellas y no entienden que tuvieron responsabilidad en las
situaciones adversas que vivieron. Por lo general, les
cuesta olvidar lo que "supuestamente le hicieron" y por
ende, el perdón no tiene cabida en su vocabulario.
Estudios recientes han demostrado que las personas que
guardan odios y resentimientos, los somatizan llegando a
sufrir enfermedades tan graves como el cáncer. También se ha
determinado que parte importante de la cura de esta
enfermedad, depende en gran medida de que las personas
comiencen a realizar un trabajo interno que les permita
olvidar y dejar atrás, las supuestas causas que les
obligaron a sentir odio hacia los demás.
Edmundo Chirinos, reconocido psiquiatra venezolano
nos explica que en el caso de la ira la causa original es el
miedo. "El miedo es una emoción tan primaria que el hombre
la experimenta desde que nace y reacciona ante él con
manifestaciones de rabia. De modo que podría decirse que el
miedo precede a la ira".
El hombre tiene en el cerebro la misma estructura que posee
cualquier mamífero superior y que le permite experimentar
las emociones básicas.
"A través de los procesos de aprendizaje, el niño es
satisfecho en casi todas sus apetencias pero, como es
natural, empieza a ser restringido en algunas. Cuando esto
sucede, comienza a manifestar reacciones de ira. Con el paso
del tiempo, será más propenso a tener reacciones de ira o de
amor, dependiendo del manejo que los padres hagan de esta
circunstancia. Si son positivas como en el caso del amor,
también se dan respuestas emocionales, que no se diferencian
en mucho de las reacciones fisiológicas de la ira, sólo que
los centros nerviosos que regulan una u otra emoción son
diferentes y en el hombre están perfectamente
identificados". Están en una región del lóbulo temporal y
descargan a través del cerebro. En el caso de la ira, si son
estimulados se desarrollará un respuesta de rabia,
produciendo una movilización gestual, anatómica, fisiológica
de sus estructuras corticales y subcorticales.
Dependiendo de la capacidad que tenga la persona de expresar
sus emociones, más la potencialidad cerebral que posea para
ser iracundo, el individuo podrá llegar a ser un neurótico
constantemente irritado.
"La cascada de reacciones fisiológicas que se produce en un
momento de ira es altamente negativa y se debe a un conjunto
de neurotransmisores, que genéricamente se llaman
adrenérgicos, en los que se incluye la dopamina y la
serotonina. Cuando se acumulan sin descarga, generan ira".
Se discute mucho si este conjunto de neurotransmisores, que
tiene acción sobre otros centros, al ser reprimidos terminan
por alterar otras estructuras cerebrales que tengan que ver
con la circulación, la respiración, los centros hormonales,
(en el caso de las mujeres, con los ciclos ováricos) y
generen problemas artríticos, cardiovasculares e
hipertensivos, entre otros. En líneas generales, la descarga
neurotransmisora y hormonal de la ira y del odio es muy
parecida en ambas.
Ira y odio ¿Son iguales?
A juicio de Chirinos, el odio es consecuencia de la ira.
"Dependiendo del grado de descarga de la rabia, tendremos a
un sujeto violentamente iracundo, en donde la ira tiene una
expresión inmediata, o por el contrario, si no tiene
capacidad expresiva o si no procesa las causas de su ira, no
las racionaliza, no las metaboliza, tendremos a un individuo
que acumula sus rabias. Surge entonces, el resentimiento,
mejor conocido como odio".
La persona nunca tiene una certeza de por qué odia, ya que
las causas originales pasan a ser inconscientes. Ese odio
puede ser tan complejo, que no solamente está dirigido a la
persona o situación que originalmente determinó la ira y
luego la represión de la misma. También se generaliza a todo
un entorno. "Tenemos entonces personas que odian muchas
cosas y que viven constantemente resentidas contra la vida,
hasta el punto de querer llegar a morir".
La diferencia esencial entre la ira y el odio, es que la ira
es un fenómeno explosivo desencadenado casi simultáneamente
a la situación que la genera. En el odio hay una represión
de la ira, una acumulación de sentimientos o situaciones
negativas y descargas de menor intensidad y sobretodo
difusas.
Es tarea del terapeuta, enseñar a la persona a detectar
cuáles son los orígenes de su odio, la irracionalidad y
hasta el carácter absurdo de su resentimiento.
"Una persona que descargue constantemente y por cualquier
motivo su ira, es una persona desadaptada, porque la
consecuencia de la descarga de sus reacciones de rabia,
puede generar en las víctimas, respuestas que incrementen el
sentimiento de odio".
¿Qué hacer?
Lo deseable es que quienes reaccionan con ira ante una
situación determinada, identifiquen y entiendan las causas
que la generaron y sean capaces de controlarla y manejarla
adecuadamente.
La terapia enseña como se puede lidiar con la rabia o el
odio, de un modo tal que no lesione los sentimientos, los
valores o la autoestima de la persona que motiva estas
emociones. Lo ideal es hacerlo de una forma lo
suficientemente exitosa para que la otra persona sienta que
está siendo criticada o que es objeto de un reclamo, sin ser
agredida.
Es importante aprender a descargar la rabia pero no de un
modo violento, porque a la postre, podemos generar todo un
entorno reactivo de negatividad para nosotros mismos.
"Existe un conjunto de actividades en donde la meditación,
la práctica religiosa, la oración, pueden llevar calma al
paciente en los momentos pico, antes de que se
desencadenen las reacciones de ira. Existen muchas técnicas
en donde se hacen estas prácticas de manera normal. Pero,
mientras no cambie el mundo externo y no cambie la crítica
situación del país, seguirán sucediéndose descargas de ira
irracional. Lo importante es tratar de lograr una
autocontrol efectivo, en donde a pesar de los estímulos
agresivos, las personas puedan lograr paz anímica y
espiritual, que por supuesto supone un equilibrio cerebral".

ORIGEN Y PRINCIPIOS DE LA CONDUCTA
AGRESIVA
No se puede hablar propiamente de
"conducta agresiva" como si se tratase de una única forma de
conducta, sino de distintas formas de agresión. La
agresividad puede expresarse de muy diversas maneras y no
son rasgos estables y constantes de comportamiento, por lo
que debemos tener en cuenta la situación estímulo que la
provoca.
Frecuentemente, la violencia es una forma
de comunicación social, en cuanto a que tiene una
probabilidad muy alta de amplificar la comunicación,
pudiendo servirle al violento, entre otras cosas, para la
afirmación y defensa de la propia identidad.
¿Existen las personalidades agresivas?. Si
tenemos en cuenta las definiciones propuestas por el DSM-IV
y el CIE 10, las conductas agresivas son un tipo de
trastorno del comportamiento y/o de la personalidad, que
trasciende al propio sujeto. Parece haber una gran
estabilidad o consistencia longitudinal en la tendencia a
mostrarse altamente agresivo con independencia del lugar y
del momento.
Aunque la agresividad puede tomar diversas
formas de expresión, siempre tendrá como característica más
sobresaliente el deseo de herir. El agresor sabe que a su
víctima no le gusta lo que está haciendo y, por tanto, no
tiene que esperar a que el grupo evalúe su comportamiento
como una violación de las normas sociales, sino que la
víctima ya le está proporcionando información directa sobre
las consecuencias negativas de su acción, lo cual hace que,
con frecuencia, se refuercen y se mantengan esas mismas
conductas. Es lo que se conoce como "Agresividad hostil o
emocional”, y habrá que distinguirla de otro tipo de
conducta agresiva que no tiene la finalidad de herir, la
llamada "Agresividad instrumental", que es "la que sirve de
instrumento para...". Es por ello, que hay que distinguir
los agresores con orientación instrumental, que suelen ser
aquellos que quieren demostrar ante el grupo su superioridad
y dominio, de los agresores hostiles o emocionalmente
reactivos, aquellos que usan la violencia porque se sienten
fácilmente provocados o porque procesan de forma errónea la
información que reciben y, además, no cuentan con respuestas
alternativas en su repertorio. No son frecuentes los
comportamientos agresivos mixtos, es decir, los que reúnen
ambas condiciones.
Existen diversas teorías acerca de la
agresividad, cada una de las cuales contribuye a explicar
una dimensión del fenómeno. En 1983, Mackal efectuó una
clasificación según el elemento que considera determinante
para su formulación y las englobó en 6 epígrafes:
Teoría Clásica del Dolor:
el dolor está clásicamente condicionado y es siempre
suficiente en sí mismo para activar la agresión en los
sujetos (Hull, 1943; Pavlov, 1963). El ser humano procura
sufrir el mínimo dolor y, por ello, agrede cuando se siente
amenazado, anticipándose así a cualquier posibilidad de
dolor. Si en la lucha no se obtiene éxito puede sufrir un
contraataque y, en este caso, los dos experimentarán dolor,
con lo cual la lucha será cada vez más violenta. Hay, por
tanto, una relación directa entre la intensidad del estímulo
y la de la respuesta.
Teoría de la Frustración
(Dollard, Miller y col., 1938): cualquier
agresión puede ser atribuida en última instancia a una
frustración previa. El estado de frustración producido por
la no consecución de una meta, provoca la aparición de un
proceso de cólera que, cuando alcanza un grado determinado,
puede producir la agresión directa o la verbal. La selección
del blanco se hace en función de aquel que es percibido como
la fuente de displacer, pero si no es alcanzable aparecerá
el desplazamiento.
Teorías Sociológicas de la Agresión
(Durkheim, 1938): la causa
determinante de la violencia y de cualquier otro hecho
social no está en los estados de conciencia individual, sino
en los hechos sociales que la preceden. El grupo social es
una multitud que, para aliviar la amenaza del estrés
extremo, arrastra con fuerza a sus miembros individuales.
La agresividad social puede ser de dos
tipos: individual, es fácilmente predecible, sobre todo
cuando los objetivos son de tipo material e individualista,
o bien grupal. Esta última no se puede predecir tomando como
base el patrón educacional recibido por los sujetos, sino
que se predice por el referente comportamental o sujeto
colectivo, el llamado "otro generalizado", al que respetan
más que a sí mismos y hacia el cual dirigen todas sus
acciones.
Teoría Catártica de la Agresión:
surge de la teoría psicoanalítica (aunque hay varias
corrientes psicológicas que sustentan este concepto), la
cual considera que la catarsis es la única solución al
problema de la agresividad. Supone una descarga de tensión a
la vez que una expresión repentina de afecto anteriormente
reprimido cuya liberación es necesaria para mantener el
estado de relajación adecuado Hay dos tipos de liberación
emotiva: la catarsis verbalizada y la fatiga.
Etología de la Agresión:
surge de etólogos y de teorías psicoanalíticas. Entienden la
agresión como una reacción impulsiva e innata, relegada a
nivel inconsciente y no asociada a ningún placer. Las
teorías psicoanalíticas hablan de agresión activa (deseo de
herir o de dominar) y de pasividad (deseo de ser dominado,
herido o destruido). No pueden explicar los fines
específicos del impulso agresivo, pero si distinguen
distintos grados de descarga o tensión agresiva.
Teoría Bioquímica o Genética:
el comportamiento agresivo se desencadena como consecuencia
de una serie de procesos bioquímicos que tienen lugar en el
interior del organismo y en los que desempeñan un papel
decisivo las hormonas. Se ha demostrado que la noradrenalina
es un agente causal de la agresión.
Lo que parece quedar claro de todo lo
anterior es que, aunque la agresividad está
constitucionalmente determinada y aunque hay aspectos
evolutivos ligados a la violencia, los factores biológicos
no son suficientes para poder explicarla, puesto que la
agresión es una forma de interacción aprendida.
Otros factores implicados en el desarrollo
de la agresividad son los cognitivos y los sociales, desde
cuyas vertientes se entiende la conducta agresiva como el
resultado de una inadaptación debida a problemas en la
codificación de la información, lo cual hace que tengan
dificultades para pensar y actuar ante los problemas
interpersonales y les dificulta la elaboración de respuestas
alternativas. Estos déficits socio-cognitivos pueden
mantener e incluso aumentar las conductas agresivas,
estableciéndose así un círculo vicioso difícil de romper.
Cuando un niño agresivo es rechazado y
sufre repetidos fracasos en sus relaciones sociales, crece
con la convicción de que el mundo es hostil y está contra
él, aunque esto no le impide que se autovalore
positivamente. Sin embargo, para orientar su necesidad de
relaciones sociales y manejar positivamente su autoestima
busca el apoyo social de aquellos con los que se siente
respaldado, que son los que comparten con él sus estatus de
rechazados, creándose así pequeños grupos desestabilizadores
dentro del grupo.
Tampoco se debe olvidar la influencia que
tienen los factores de personalidad en el desarrollo de la
agresividad, puesto que el niño agresor suele mostrar una
tendencia significativa hacia el psicoticismo. Le gusta el
riesgo y el peligro y posee una alta extraversión que se
traduce en el gusto por los contactos sociales, aunque en
ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada
fácilmente y sus sentimientos son variables. Todo lo
anterior hace que este tipo de niño tienda a tener
"trastornos de conducta" que le lleven a meterse en
problemas con sus iguales e incluso con adultos.
Sin menospreciar los factores biológicos,
los cognitivos, los sociales y los de personalidad, los
factores que cobran un papel especialmente importante en la
explicación de la aparición de conductas violentas, son los
factores ambientales. Cobra especial importancia el papel de
la familia puesto que si la agresividad como forma de
resolver problemas interpersonales suele tener su origen al
principio de la infancia, parece claro que en buena parte se
deba fraguar en el ambiente familiar.
El modelo de familia puede ser predictor
de la delincuencia de los niños, puesto que el clima
socio-familiar interviene en la formación y desarrollo de
las conductas agresivas. Los niños agresivos generalmente
perciben en su ambiente familiar cierto grado de conflicto.
Las conductas antisociales que se generan entre los miembros
de una familia les sirven a los jóvenes de modelo y
entrenamiento para la conducta antisocial que exhibirán en
otros ambientes, debido a un proceso de generalización de
conductas antisociales.
Existen una serie de variables implicadas
en la etiología familiar, las cuales tendrán una influencia
directa en el desarrollo del apego, la formación de valores
morales, roles y posteriores relaciones sociales. Estas
variables implicadas son:
a) Ausencia de marcos de referencia de
comportamiento social y familiar.
b) Rechazo de los padres hacia el niño.
c) Actitud negativa entre padres e hijos.
d) Temperamento del chico en interacción
con la dinámica familiar.
e) Refuerzo positivo a la agresividad.
f) Prácticas de disciplina
inconsistentes.
g) Prácticas disciplinarias punitivas.
h) Carencia de control por parte de los
padres.
i) Empleo de la violencia física como
práctica social-familiar aceptable.
j) Historia familiar de conductas
antisociales.
k) Empleo de castigos corporales.
l) Aislamiento social de la familia.
m) Exposición continuada a la violencia
de los medios de comunicación.
De todo lo
anterior se puede deducir que la agresión es la conducta
emergente de un entramado en el que se asocian ideas,
sentimientos y tendencias comportamentales que, una vez
activadas la alimentan y sostienen incluso sin que el
individuo ejerza un control voluntario.

Abusos del enojo
Para entender mejor la dinámica envuelta
en bregar con estos sentimientos primero debemos reconocer
varias cosas sobre el enojo como una emoción.
- El enojo a menudo puede servir varios
propósitos psicológicos. Es una equivocación asociar
siempre el enojo con un conflicto personal. Las personas
usan expreciones de enojo en la manera equivocada para
una variedad de necesidades emocional cuestionable.
- El enojo normalmente surge como el
resultado de otras emociones. Miedo y ansiedad pueden
cambiar rápidamente en enojo y puede ser expresado así
en el gimnasio durante entrenamiento. En realidad, un
gimnasta enojado puede ser un atleta asustado. A veces
estos cambios de la emoción de enojo se vuelven
habituales y el/la gimnasta pierde conocimiento de la
situación original del que la emoción se derivó. Éste
puede causar verdaderos problemas en el proceso de
aprendizaje.
- El enojo es una forma de energía que
puede motivar. La experiencia de enojo normalmente es
tan incómodo que la mayoria de las personas lo expresan
simplemente como una manera de calmares. Una vez
expresada el alivio a menudo es inmediato en la mayoría
de casos. Desafortunadamente, a veces se dirige contra
alguien que probablemente tiene nada hacer en absoluto
con las causas por el sentimiento.
- Las personas a menudo no se dan
cuenta de que sus necesidades personales estan siendo
satisfechas por su enojo. Aunque es relativamente fácil
reconocer que nos enojamos, a veces no es fácil
identificar las rasones emocionales que lo han causado.
Por ejemplo, el regaño de un entrenador puede ser por
alguna razón superficial, pero la razón real por el
enojo resultante puede tener mucho más que ver con su
sentimiento generalmente de baja autoestimación. El
regaño meramente sirve como un recordatorio severo de
éste.
Es fácil emplear el enojo incorrectamente
y es importante estar pendiente de esta posibilidad.
Recuerde que este tipo de respuesta puede infligir una
pérdida en las relaciónes entre entrenadores y gimnastas
limitando el progreso de la gimnasia. En tales situaciones
se genera un sentimiento de que se puede perder el control
de la situación. Uno o el otro partido puede volverse
defensivo o contraatacar por igual. Sentimientos de culpa a
menudo siguen los despliegues de enojo irracional o la
perdida de temperamento lo cual puede hacer mas daño serio
al proceso del aprendizaje tan esencial en gimnasia.
En aprender a ganar más conosimiento sobre
esta emoción es importante primeros buscar un patrón en su
expresión de enojo. ¿Cuales eran las condiciones
específicas? ¿Pasó en la manera exacta anteriormente?
¿Estaba percatado de cualquier otros sentimientos además de
el enojo? ¿Qué pasó en el momento antes de perder control ó
de tener un arranque de coraje? ¿Quién más estaba envuelto?
Cualquier consistencias que pueda identificar lo ayudarán a
sortear las situaciones que generan el enojo injusto dirigió
a otros. Una vez ha clarificado un patrón (si uno existe)
para su enojo estás listo para considerar el abuso emocional
o mal uso y cómo controlarlo. Mas adelante hay unas
posibilidades para considerar; algunos son comúnes, algunos
menos, algunos son sutiles, y otros obvios. Todos son
destructivo para la relación del funcionamiento en o fuera
del gimnasio y al sentido global de si mismo. Aunque aplican
a atletas y entrenadores por igual, los atletas tienden a
demostrar los Abusos 1-4, mientras que Abusos 5 y 6 se ve
más a menudo en la conducta de los entrenadores.
Abuso número 1
Enojo como una manera de evitar
responsabilidad personal.
Este abuso a menudo ocurre cuando el/la
gimnasta es insegura o incapaz de admitir una falta por algo
malo que paso. Es el "Fue El/Ella" síndrome. A menudo vemos
este tipo de enojo demostrado por niños muy jóvenes que
culpan la responsabilidad de un acto o la falta de uno en
otras personas o condiciones. Manifestandose más tarde en la
gimnasia esto significaría culpar al entrenador, juez,
equipo, ect... cuando las cosas no van bien. Tales atletas a
menudo aparentan y protagonizan el papel de "víctima." Al
pasar el tiempo este normalmente lleva al desarrollo de una
vista negativa de otros. Es una señal muy grande de
inmadurez cuando se ve en adolescentes.
Conducta correctiva
- El primer trabajo para este tipo de gimnasta es aceptar el
hecho que nadie está perfecto. Éste es muy difícil si el/la
joven es una perfeccionista por naturaleza y/o los padres
son muy exigentes esperando que su niño/a sea lo mejor en
todo. La próxima tarea sería trabajar en la separación el
ego de las equivocaciones. Un error en el aparato no
significa que el/la gimnasta individualle sea una persona
mala. A menudo sera necesario dejar atras el orgullo falso y
aprender a disculparse y aceptar la situación. Cuando ésto
empieze a ocurrir empezará a aprender de sus equivocaciones
en lugar de cegarse por ellos y excluyir los hechos mientras
esten culpando a otro por lo que pasó.
Abuso número 2
Dirigiendo el enojo a una víctima
inocente.
Éste es un hábito muy malo y es difícil de
controlar a veces. Esto ocurre cuando se enoja en una
situación en el que sería muy difícil ó inapropiado para
expresar sus sentimientos. Por ejemplo, el/la entrenador/a
ha dicho algo que lo ha hecho verdaderamente agitado pero no
puede quejarse porque lo mas posible le de un arranque al
entrenador/a por tanto necesita guardarlo dentro. Lo que
normalmente pasa es que lo toma contra alguien
inesperadamente tal como un hermano, hermana, padre, ó
compañeros/as de equipo. Tales espectadores inocentes, por
dice así, reciben el arranque de su enojo porque están a
mano y son un poco más seguro.
Conducta correctivo
- El primer paso es tratar de calmarse y bregar
tactuosamente con la razón real de sus sentimientos. Si no
puede acercarse al entrenador, por ejemplo, quizás puede
encontrar un oyente sensible no directamente envuelto tal
como el/la entrenador/a asistente o un/a compañero/a de
equipo. Un oyente objetivo a menudo puede ayudarlo estudiar
la situación y con sólo espresarlo ayudará. Eventualmente,
cuando más relajado, es una buena idea hacer conocer sus
sentimientos a la fuente misma. Deseosamente estarán
bastante dispuesto para darle el tiempo y también escuchar
su perspectiva. Este tipo de acercamiento puede ayudar a
previene conflictos en el futuro.
Abuso número 3
Usando el enojo para expresar y
reducir la ansiedad o inquietudes.
Relacionado con el Abuso Numero 2, éste es
uno de los abusos emocionales de enojo más comúne. En
gimnasias, las inquietudes y frustraciónes pueden aumentar
definitivamente. Aunque podría mantenerlo bajo control ese
no es siempre el caso. A menudo una vez fuera del gimnasio
estos sentimientos se expresan de maneras que crean
tensiones en relaciones con otros. Arranques en el gimnasio
pueden ocurrir también y no le ganan popularidad.
Conducta correctiva
- lo qué a veces requere es un tiempo de transición para
calmarse emocionalmente y lograr llegar a un estado
relajado. Ésta es una razón que a menudo sugiero a los/las
entrenadores/as que le den al atletas un período para
calmarse antes de salir del gimnasio para el hogar. Éste
puede envolver algun tiempo adicional de estiramiento o al
igual condicionamiento duro. Además de los beneficios
físicos de este tiempo tambien es una oportunidad de agotar
cualquier frustración acumulada durante el entrenamiento
sobre el aparato.
Abuso número 4
Usar el enojo para lograr lo que uno
quiere.
Éste método inmaduro se usa a veces como
algo aprendido desde la niñez. Muchos jovenzuelos han
aprendido en el pasado que si crean bastante alboroto
logarán lo que quieren. Aunque éste normalmente no es muy
exitoso en el gimnasio, sobre todo con un entrenador/a
fuerte y seguro, atletas a veces lo sustituyen por algo
menos obvio pero más a menudo usan un método relacionado con
enojo. Poner mala cara y gesticulando son formas que pueden
traer resultados. Después de un rato el/la entrenador/a se
empezará a dar cuenta de la manipulación. Este abuso de la
emoción de enojo no es seguramente bueno para cualquier
relación cooperativa.
Conducta correctiva
- Lo primero y más importante es que los que han cedido a
cualquier demostración en el pasado deben parar de
reenforzar esta conducta. Necesitan obedecer las normas y
hacer lo qué es correcto para el grupo no para uno. El/la
gimnasta necesita aprender maneras más socialmente
aceptables para resolver los problemas que provocan esta
conducta para mostrarse más respetuoso y comprensible de las
necesidades de los compañeros de equipo.
Abuso número 5
Usar enojo como una técnica
motivacional.
Este mal uso de la emoción de enojo es una
técnica principalmente favorecido por los entrenadores que
creen que el unico motivo real para obtener un buen trabajo
es por medio de un sentido de miedo. Arranques de enojo y
amenazas de consecuencias horribles típicamente producen el
miedo. Un derivado de este estilo de leccion particular es
el desarrollo de una relación de adversarios entre los
atletas y los entrenadores. Resentimiento va creciendo con
cualquier esfuerzo producido. Respeto generado por miedo no
es nada de respeto en absoluto. Lograra resultado a corto
plazo, pero la situación queda igual cada vez que se se
intenta la tarea. Bajo estas condiciones no tardara mucho
para que el modelo de entrenamiento-aprendizaje se
descomponga.
Conducta correctiva
- Premiando a los gimnastas en una manera positiva por el
trabajo que hacen bien es el centro de todo aprendizaje
legítimo y es la única manera de superar el mal uso del
enojo en la larga. Primero, el entrenador debe ver lo bueno.
Ésto es fácil decir, pero difícil lograr. Algunos
entrenadores no pueden hacerlo, aunque practiquen. ¡Estos
entrenadores no son para el deporte! Los atletas que se
quedan entrenando con estos entrenadores tiene mi simpatía
inacabable. Tal situación es siempre destructiva y condenado
al fracaso. Estímulo, apoyo, y alentamientos positivos
promueve la motivación continuamente. A lo sumo, la critica
negativa se debe hacer privadamente, apartando a los
miembros del equipo para mantiene la moral que todavía puede
existir.
Abuso número 6
El enojo que resulta por dar demasiado
a otros.
Por naturaleza muchos entrenadores brindan
su tiempo, energía, compromiso, y conocimiento aun cuando no
se les paga por hacerlo. Problemas ocurren para aquellas
personas cuando tienen poca habilidad o poco tiempo para
dedicarse a si mismo. Resentimiento profundo puede crecer
dentro de uno y a menudo da por resultado arranques
inesperados que son el resultado de esta frustración
personal. El mensaje implícito sería, "le doy tanto a todo
el mundo. Porqué no hay alguien que me de algo a cambio, ni
si quiera trabajan duro ni rinden resultados?"
Conductas correctiva
- Es importante para el/la entrenador/a reconocer que el ó
ella ha creado una situación en el que otros probablemente
los toman por desapersivido. Una vez reconocido el/la
entrenador/a debe decidir qué es lo que requiere de otros
para dejarles saber lo que necesita de ellos/ella también.
Sin embargo, tenga en cuenta que tendrá que romper algunos
precedentes negativos ya fijo en las mentes de las gimnastas.
Si eres un entrenador/a luchando con estos sentimientos
quizás un principio modesto seria decirle a los gimnastas
que usted espera que le muestren su apreciación al final de
cada entrenamiento. Con esto para empezar quizá recibira más
y más alagos personales que lo ayudará con el enojo asociado
con no ser apreciado.
Esta lista reprsenta sólo una muestra de
los abusos de enojo. Hay varios que podemos enumerar pero es
facil derivar para aquellos que lo quieran hacer. En nuestro
deporte hoy, tenemos gran interés en la realización de
excelencia y nos esforzamos con gran energía hacia ese
objetivo. Éso está bien y asi debe ser. A menudo, hay
demasiado enojo, frustración, impaciencia, y muy poca
alegría asociado con nuestros esfuerzos. La vida es
demasiado corto y las relaciones demasiado valiosas para
perder por falta de control emocional. Esto es muy
importante para la interacción entre entrenador/a y el/la
gimnasta donde el abuso y mal uso de enojo puede ocurrir a
menudo. Madurar más allá de los usos destructivos de enojo
tiene beneficios para todos; más relaciones felices,
autoestima elevado, y beneficia hasta la salud. A medida que
las personas crecen con respecto a esto encuentraran que el
enojo es un factor menos importante. Con el aumento en el
sentido del control emocional las personas se aceptan mas a
si mismo y a los demas tambien. Una persona calmada projecta
mas energía emocional del cual se puede usar
productivamente. Creando relaciones emocionalmente más
saludables es una meta personal que vale la pena para todo
el mundo.