POBREZA , VALORES HUMANOS Y SEXUALIDAD
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En
términos generales puede decirse que, en las
personas pobres, se encuentran dificultades para
expresar el cariño, el amor o la ternura (sobre
todo en los hombres). También es común que se
tengan creencias erróneas con respecto al amor,
lo que genera mucha frustración al llevar a
choques entre la fantasía y la realidad afectiva
de la vida cotidiana. Frecuentemente esperan que
la persona amada satisfaga todas sus
necesidades. Un amor incondicional, sin limites,
eterno. Que la persona amada "sea" como uno
desea que sea (no como ella "es" en realidad).
Creen que el dolor, el sufrimiento y los celos
son una parte importante e imprescindibles de la
vida amorosa. Por lo general esperan que la
mujer sea la que sostenga la relación desde el
punto de vista afectivo. Es frecuente observar
la exigencia de "pruebas de amor", en donde el
hombre exige la entrega sexual para que ella le
"pruebe que realmente lo ama". También se cree
que una forma de evitar que el hombre se vaya (o
que regrese a la relación amorosa, cuando ya se
ha ido) es teniendo relaciones sexuales. Todo lo
anterior dificulta seriamente la elección de una
pareja adecuada, ya que no se escoge tomando
como base la realidad, sino con base en
creencias irreales que pueden llevar rápidamente
a la frustración y la decepción.
Entre estas personas, la infidelidad es uno
de los principales problemas (con todas las
secuelas de dolor y destrucción de la vida
conyugal que ella trae frecuentemente). La
familia, célula básica de la sociedad, por lo
general se trastorna intensamente con la
infidelidad. Se encontró la creencia de que la
infidelidad masculina es mucho menos grave que
la femenina. Parece que se piensa que los
hombres son infieles en forma natural,
"biológica", mientras que las mujeres no.
Las separaciones son frecuentes y se ven en
este grupo como algo normal. El matrimonio
tiende a tener poca acogida mientras que se
buscan mas las uniones libres, sobretodo entre
los jóvenes.
Las personas pobres presentan una profunda
carencia de información acerca de la
reproductividad. No conocen como se produce la
fecundación, como se puede regular la
fertilidad, que deberes y obligaciones tienen
los padres y las madres con respecto a los
hijos, cuales son los derechos de los niños y
las niñas, etc. Es evidente la falta de
preparación para asumir adecuadamente la
paternidad y la maternidad. Muchas veces esto se
refleja en graves conflictos familiares.
El aborto es algo bastante común entre
estas personas, algunas veces por cuidar las
apariencias, otras porque no hay los recursos
económicos para criar otro hijo.
La creencia absurda de que la madre es la
única que tiene la responsabilidad de los hijos
lleva frecuentemente a situaciones en donde la
mujer esta recargada de obligaciones. Mujeres
adoloridas, frustradas y con una enorme tensión
emocional. Esta creencia lleva a muchos casos en
que el padre esta completamente ausente en la
educación integral de sus hijos e hijas.
Otra de las ideas observadas es la creencia
errada de que un hijo "amarra a la pareja". Esto
lleva a embarazos donde lo que se desea es
fortalecer él vinculo deteriorado de la pareja.
Son hijos que realmente no son deseados por sí
mismos. Generalmente la relación afectiva de la
pareja no mejora con la llegada del hijo, al
contrario, muchas veces se acaba de destruir y
entonces las falsas expectativas que se tenían
con el hijo generan mucho malestar, dolor y
frustración.
Se observan algunos casos de fanatismo
religioso, en donde las personas (con mucha
comodidad), culpan a Dios de su realidad. Como
si los seres humanos no fueran responsables de
manejar adecuadamente su sexualidad. También es
común la creencia de que hay que tener todos los
hijos que Dios les envíe, como si el único
responsable de la fecundación fuera Dios (y los
humanos no hiciéramos nada para producir o
evitar la fecundación del nuevo ser). Algunas de
esas personas piensan, en forma bastante
irresponsable, que cada niño trae su pan debajo
del brazo. Yo pienso que cada pareja debe
decidir libre y responsablemente cuantos hijos
debe tener, según sus deseos y posibilidades.
Las personas pobres presentan una gran
desinformación acerca del placer sexual. No
conocen los mecanismos fisiológicos y
psicológicos que regulan la vida erótica, y
tienen al respecto una serie de creencias
irracionales y, algunas veces, absurdas. La
creencia de que el placer sexual es algo malo,
sucio, feo y denigrante es bastante común. Esta
concepción SEXOFOBICA distorsiona la vivencia
cotidiana de los encuentros eróticos de las
parejas, impidiéndoles tener una saludable
sexualidad. Se percibe frecuentemente el
encuentro erótico como un camino que debe llevar
solamente a la reproducción, por lo que lo demás
parece ser ilegal, y se vive con mucha
culpabilidad. Yo creo que el encuentro erótico
de la pareja debe servir también para comunicar
su amor, experimentar placer sexual y trascender
espiritualmente. La realización personal del
individuo tiene mucho que ver su adecuada
vivencia sexual.}
Por otro lado, algunas personas viven las
relaciones sexuales como una competencia, en
donde la ausencia de ternura y afecto se llena
con la necesidad de satisfacer al otro y quedar
bien. El interés por demorar la eyaculación o
por el tamaño del pene (o de los senos) esta
muchas veces en esta línea.
La
actividad sexual de los hombres se inicia más
temprano, es más intensa y más promiscua.
La
satisfacción sexual es deficiente tanto en los
hombres como en las mujeres.
Hay
gran irresponsabilidad sexual, tanto en hombres
como mujeres.
La masturbación, el coito anal y la
homosexualidad son tres aspectos controvertidos
hacia los cuales hay bastantes inquietudes y
muchas creencias falsas. También es frecuente la
desinformación acerca de la sexualidad femenina.
Se observa muchas veces que la mujer desea
un cambio en las condiciones en la relación
conyugal, buscando mas equidad, pero el hombre
recurre a la violencia para controlarla. También
se ve, por otro lado, que algunas creencias
religiosas (que enfatizan la resignación)
contribuyen a perpetuar la injusticia en el
ámbito conyugal.
Las personas pobres presentan una gran
desinformación acerca de la masculinidad, la
feminidad y la relación entre los géneros. La
visión del hombre se relaciona con el dinero, el
poder, la valentía, la libertad y la mujer se
asocia a la ternura, la sumisión, la capacidad
de sufrir y soportar, la necesidad de satisfacer
sexualmente a su compañero y la ausencia de su
propio placer erótico. Estas creencias machistas
son explicadas por causas biológicas,
intrínsecas al hecho de ser hombre o mujer, y
sin tener en cuenta la educación y los demás
factores psico-socio-culturales. Esto es
preocupante porque la falta de equidad de género
trae serias consecuencias para los seres humanos
y para la comunidad, como el incremento de los
divorcios y separaciones, iniciación prematura
de las relaciones coitales, enfermedades de
transmisión sexual, abortos, lesiones físicas y
psicológicas en la mujer y los niños (as),
adicción al alcohol y otras drogas, embarazos no
deseados, disfunciones sexuales, stress,
depresión, homicidios, suicidios, para solo
nombrar las mas importantes.
A pesar de que el VIH/SIDA es más común
entre las personas pobres (Bayes, 1995), esta
enfermedad no le preocupa a las personas pobres.
Creen que "eso no tiene nada ver conmigo, el
VIH/SIDA es algo que solo le da a los
homosexuales".
El machismo aumenta la predisposición al
VIH/SIDA de la mujer porque la subordinación al
hombre la pone en una situación desventajosa
para negociar o controlar las caracteristicas de
la relación sexual (como el uso de condón, la
fidelidad, etc.). En el hombre también se
incrementa el riesgo, ya que este para cumplir
su rol de macho se siente obligado a ser infiel,
promiscuo, parrandero y consumidor de mucho
alcohol, lo cual baja la probabilidad de
relaciones sexuales seguras (Bayes, 1995; Flores
Colombino, 1997).
Con respecto a los valores, es evidente la
falta de responsabilidad, ternura, dialogo,
placer sexual, fidelidad, solidaridad, respeto,
autonomía, lealtad, equidad y justicia entre los
géneros. Esa investigación muestra claramente la
crisis de valores que estamos viviendo en
Colombia, que amerita el interés en la educación
de la sexualidad que nos lleve a una mejor vida
para las próximas generaciones de colombianos.
La calidad de vida mejorara en la medida que
mejoren los valores que orientan nuestra vida en
pareja. Esa investigación también muestra que,
por lo general, los colombianos de los estratos
1 y 2 llegan a un hogar que no esta preparado
para darles una adecuada educación para la vida,
la convivencia y el amor; que les permita lograr
una vida sexual saludable, responsable,
gratificante y constructiva.
La situación actual también impide el
crecimiento económico y obstaculiza la
productividad y el ahorro porque genera:
Desmotivación hacia la vida (en general),
hacia el trabajo y hacia el estudio.
Barreras hacia el adecuado desempeño de las
capacidades laborales y académicas, por
estrés, depresión, desconcentración,
intentos de suicidios, etc. producidos por
los problemas amorosos, eróticos, de
violencia conyugal, etc.
Perdida de energías y tiempo útil, para el
trabajo o el estudio, que se consume en
tratar de resolver conflictos amorosos,
eróticos, reproductivos y de violencia
conyugal.
Perdidas de dinero y tiempo en las consultas
a horóscopos, brujas y similares para
resolver los problemas amorosos y
conyugales.
Gastos por servicios médicos y drogas para
solucionar trastornos psicosomáticos o
consecuencias de actos violentos producidos
por los celos, el abuso del alcohol y otras
consecuencias de los problemas sexuales y
amorosos, como los abortos inducidos y la
infección del VIH/SIDA, etc.
Para el adecuado desarrollo de las
personas pobres, y de la comunidad en
general, necesitamos adelantar proyectos que
estimulen el desarrollo de creencias,
costumbres y valores que produzcan estilos
de vida más saludables. Debemos fomentar
valores éticos como la responsabilidad,
ternura, dialogo, placer erótico, fidelidad,
solidaridad, respeto, autonomía, lealtad,
equidad y justicia entre los géneros, si
creemos en el ideal Bolivariano de un ser
humano autónomo, ético y culto y una
sociedad libre, justa y solidaria.
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Caballo Viejo
Distinguidos señores: Tengo 54 años, soy
viudo, con dos hijas ya casadas, a su vez con hijos. O sea,
soy abuelo. Hace un año y unos meses, conocí en el trabajo a
una jovencita menor que mis hijas. Es realmente joven. Mayor
de edad, pero muy joven. Desde que nos conocimos, pensé que
ella me trataba muy bien por respeto o admiración. Poco a
poco hemos comenzado a salir juntos y a enamorarnos. Ella
dice estar felicísima y yo me siento excelente. Mis hijas no
saben nada. En una ocasión, le manifesté que lo nuestro no
podía ser, porque seríamos rechazados socialmente, y le
requerí que termináramos la relación. El dolor que esto
significó fue tan grande, para ella y para mí, que tres
semanas más tarde decidimos recomenzar y amarnos
discretamente. Yo tengo mis dudas de si hago lo correcto.
¿Me dan una opinión? Firma: Abuelo.
Apreciado Abuelo: Algunos autores han
determinado la existencia del amor genético que se da en las
parejas, éste se presenta con una serie de manifestaciones
químicas que no dependen del ser humano y es totalmente
instintivo. El hombre cuenta con una serie de hormonas o
sustancias que funcionan a nivel cerebral, y cuando se
produce el amor, éstas se liberan al torrente sanguíneo,
causando un estado de euforia o de excitación en las
personas, el cual es una de las sensaciones que se producen
al estar enamorado. Estas sustancias bioquímicas, según la
psicología evolutiva, estarían obedeciendo a un código
genético. De acuerdo a esta explicación, el enamorarse puede
depender de factores emocionales que se salen del control de
las normas sociales de la cultura en que se viva. Pero,
precisamente, existe también el amor de origen
sociocultural, que es más racional. Este tipo de amor se da
en base a los parámetros establecidos por la sociedad: "¿Es
ése el hombre o la mujer que me conviene?" o "¿La sociedad
verá con buenos ojos mi relación de hombre de 60 años con
una mujer de 20?" o "¿Si yo, mujer, tengo 50 años, puedo
hacer pareja con un hombre de 30 o menos?". Infinidad de
autores han hablado y escrito acerca del amor y si éste
tiene edades o no. Filósofos, poetas, músicos, humoristas,
escritores, cantantes y gran cantidad de personas teorizan
al respecto. Hasta existen poemas y composiciones musicales,
como "Caballo Viejo" de Simón Díaz, que hablan de lo
maravilloso que es poder amarse sin tomar en cuenta las
edades. En nuestro programa "Cita con los Psicólogos", que
se transmite todas las tardes por Radio Caracas Radio,
conversamos con distintas personalidades y expertos sobre el
tema.
Hablan las mujeres
Haydée Balza, actriz venezolana del cine y la televisión, ha
mantenido una relación de pareja con un hombre al que le
lleva 27 años, y opina al respecto que "el amor, en líneas
generales es algo muy sublime y es el único sentimiento que
está por encima de cualquier cosa". Pero el amor es algo más
para ella: "Es una cuestión de espíritu. Es estar con tu
pareja por encima de cualquier circunstancia, en las buenas
y en las malas". Además, Haydée explica que cuando una mujer
de cincuenta años decide tener una relación con un hombre
menor, debe tener una gran capacidad de riesgo, pues "la
sociedad va a querer imputarte, a través de la burla
incluso, el hecho de que decidas ser diferente. En este
sentido, una mujer que se encuentre en esta circunstancia,
deberá preguntarse a sí misma si ella quiere ser como desea
ser, o si quiere ser como el mundo o la sociedad quiere que
ella sea. Debe prepararse con mucha fuerza para enfrentar a
la sociedad". Mimí Lazo, quien también es actriz y se ha
casado con una pareja menor que ella, comenta que "mientras
todo se plantee de una forma natural y sin prejuicios, ese
amor puede funcionar". Isabel Corpas de Posadas, católica,
doctora en teología, nos comentó que desde el mismo momento
que existe amor, no importan las edades de las personas. "El
amor sí tiene un ciclo, nace, va madurando, se estabiliza, y
creo firmemente que el amor no muere, siempre y cuando la
pareja no lo deje morir. Ahora, en cuanto a la edad que
deben tener las personas, creo que para el amor no hay edad,
porque para amar es importante que haya dos personas que
amen y se dejen amar". En cuanto al hecho de si la Iglesia
Católica pone algún límite a las personas para el
establecimiento de una relación de pareja, lo que se plantea
es el establecimiento de relaciones de amor, respeto y
fidelidad entre el hombre y la mujer. "Creo -prosigue la
doctora Posadas- que la Iglesia y sus doctrinas han ido
respondiendo de acuerdo a las circunstancias". En el caso en
que se establecen relaciones con diferencias de edades,
dentro de la moral de la Iglesia no hay ningún reparo en
este sentido, siempre que haya amor, respeto y se establezca
una relación satisfactoria para ambos. Igual opinión fue la
de Mildred Escalante, del Departamento de Pastoral Familiar
de la Conferencia Episcopal Venezolana, quien manifestó que
"La Iglesia no pone limitaciones al respecto, se trata
estrictamente de cuestiones culturales".
Qué dicen los especialistas
Roberto De Vries, médico psiquiatra, nos expresó que el amor
no tiene edad porque se trata de un sentimiento
constructivo. "Es querer o desear el bien para otra persona.
Ahora bien, cuando el amor se trata de atracción de pareja,
tiene varias connotaciones y hay diferentes tipos de amor.
Lo que generalmente se reconoce como amor en pareja, es el
amor cuando va unido al sentimiento constructivo de querer
el bien de la persona amada. Pero también existe el amor
sexual, el amor de atracción para fundirse dos personas en
un solo cuerpo y lograr un ente mucho más sofisticado y
espiritual". Incluso, en el caso de parejas en las que la
mujer es mayor que el hombre, De Vries explica que se debe
quizás a que la mujer ha crecido mucho en los últimos
tiempos, y que ya no es la mujer dominada, víctima y
dependiente del hombre que era hace algún tiempo atrás. "Las
mujeres han transitado todo un camino y en el transcurso del
tiempo, las sociedades han ido cambiando los valores. Lo
permitido por el machismo era que el hombre tenía licencia
abierta para enamorar a mujeres jóvenes. En la actualidad,
ésto también está siendo permitido para las mujeres. De
manera que para mí, el amor no tiene edad. Lo que sucede es
que la sociedad le impone normas, o el famoso deber ser a
todas las manifestaciones del amor". Por otra parte, Edmundo
Chirinos, psiquiatra y ex-rector de la Universidad Central
de Venezuela, nos manifestó que el amor no tiene edad, se da
o presenta en todas las edades. La norma es encontrar
parejas de edades similares, pero existen muchos casos de
hombres que hasta duplican o más las edades de sus mujeres.
También, son cada vez más numerosas las consultas de mujeres
de 50 o 60 años, a las cuales se hace imposible discriminar
qué edad tienen, que se mantienen perfectamente bien y
activamente sexuales, rejuvenecidas, con hombres
significativamente menores que ellas. Podemos entonces
concluir que definitivamente no hay edades para las
relaciones de pareja, siempre y cuando exista una relación
satisfactoria, basada en el respeto mutuo, la confianza, la
admiración y en el amor. El amor es como la agricultura, hay
que sembrarlo, cultivarlo y recoger sus frutos. Sembrarlo en
cada estación, cultivarlo todos los días y recoger sus
frutos en cada momento de felicidad que puedan compartir.
También tiene problemas, al igual que la naturaleza,
sequías, inundaciones, cuervos y alimañas, pero un buen
agricultor se sobrepone y se impone a la adversidad. Los
buenos amantes también.
Mujer
madura y Hombre Joven
Psicólogos Gessen: "Tengo 45 años, divorciada desde
hace 5 y me enamoré 1 año atrás de un joven de la edad de mi
hijo (27). Sus amigos me han aceptado sin problemas, pero
los míos, sobre todo ellas, han tratado de separarnos por
todos los medios, dicen que lo hacen por mi bien, que
ahorita no puedo ver el daño que esa relación me trae porque
estoy muy enamorada, pero que dentro de muy poco me voy a
arrepentir, ellas dicen que me lo advierten para que después
no sufra. Yo siento que él me ha devuelto la vida, hemos
vivido experiencias intensamente, pero mis amigas y en
especial una hermana mayor, me tratan como si fuera una niña,
una loca o una pervertida... Necesito su opinión ¿Debo
dejarlo o seguir con él?" Berta.
Apreciada Berta:
En realidad no existe ningún fundamento que indique que los
miembros de una pareja deban tener determinadas edades, como
no sea su estado adulto. Históricamente, sólo hay una
referencia que data del siglo VII antes de Cristo y que
aparece en el código de Dracón, célebre por su severidad.
Allí se decía que las mujeres debían contraer matrimonio
entre los 16 y los 20 años con un hombre de 35. Entonces,
aquella drástica medida tenía su razón de ser: los griegos
estaban en plena guerra del Peloponeso, y todo hombre de 18
a 35 años era reclutado para la lucha. Como también
necesitaban niños que reemplazaran a los soldados que caían
en el frente, la solución más práctica fue dictar aquella
ley. Con el paso de los siglos, y como el padre consideraba
que las hijas eran de "su propiedad", se potenciaron los
matrimonios tempranos con hombres mayores. Así la "tutela"
pasaba de manos del padre a la del marido. También con los
matrimonios se conseguían alianzas entre la gente rica, o
tener una boca menos que alimentar en las familias modestas.
Reconocer todo esto no era de buen gusto, por lo que se
buscaron justificaciones que avalaran esos pactos de
conveniencia, como que la mujer "madura" antes que el hombre
y o que envejece más rápidamente. Hoy se sabe que ninguna de
las dos "justificaciones" son totalmente ciertas, pero sí
muy difíciles de desterrar de la creencia popular. Por ello,
los hombres tienden a casarse con mujeres menores como norma.
Mito "40 y 20"
Al hombre socialmente, se le mide por su cerebro, su
posición social y por su riqueza. En cambio a la mujer,
según arcaicos conceptos, debe contar con su juventud,
belleza y capacidad para engendrar hijos. De manera que
cuando llega a determinada edad, va perdiendo sus
"ventajas". Uno de los mitos, relacionado con lo
fisiológico, es que el sexo es sólo admisible en función de
la procreación. Todavía algunos grupos religiosos cristianos
piensan así: Una mujer que ya no puede engendrar no debería
hacer gala de sus deseos carnales. En el caso del hombre, es
otro cantar, ya que en teoría siempre puede ser padre. Pero,
¿dónde quedan el goce y el ejercicio de la sexualidad?
Especialistas como Master y Johnson, han reconocido que la
mujer en este campo disfruta tanto o más que el hombre. La
capacidad femenina para disfrutar del sexo aumenta con el
tiempo, alcanza sus cotas más altas a los 40 años y
disminuye de una forma más lenta que la masculina. Aunado a
esto, la ciencia ha avanzado tanto que prácticamente el
envejecimiento no es notado tan fácilmente. Cirugías,
vitaminas y técnicas rejuvenecedoras han permitido que las
mujeres puedan verse por mucho tiempo bellas, elegantes y
hermosas. Por su parte, los varones llegan a tener su máxima
potencia sexual durante los 20, para ir declinando
progresivamente a partir de esta edad. Los tiempos cambian y
cada vez son más las mujeres mayores, triunfadoras y dueñas
de su vida, que buscan el amor de hombres mucho más jóvenes
que ellas, y la fórmula más usual es 40 (ellas) 20 (ellos).
Los jóvenes de hoy no le tienen miedo a la mujer
independiente. Al revés, se dan cuenta de que pueden
aprender mucho de ellas y amarlas de verdad. Las mujeres,
por supuesto, encuentran en ellos el esplendor sexual y la
curiosidad propias de la juventud. Pero a pesar del
crecimiento cultural, social y emocional, una especie de
tabú pesa sobre las parejas en las que la mujer es mayor.
Hoy vemos casos de mujeres que, contraviniendo el "orden y
las buenas costumbres", se han unido a hombres más jóvenes
que ellas, lo que no ha resultado sencillo. A primera vista,
parece que éste es un asunto en el que sólo tendrían que
opinar los implicados, mas no es así y las frases no suelen
ser precisamente agradables para los oídos femeninos. En el
mejor de los casos, se habla de un Complejo de Edipo mal
elaborado, mal curado, o de que la pobre se está dejando
engañar por un "Don Juan» vividor que se ha cruzado en su
camino. Peor, se les acusa a ellas de viciosas y de estar
poniéndose en ridículo por una piel tersa y un cuerpo
esbelto. No obstante, contra viento y marea, mujeres de ayer
y hoy como Ursula Andress, Susan Sarandon, Edith Piaf, Tina
Turner, Cher, Mimí Lazo y Haydee Balza entre otras, no han
dejado de vivir su amor por los "comentarios". Ellas han
sido duramente criticadas por tener a su lado hombres hasta
20 años más jóvenes en algún momento de sus vidas. La cosa
no sería tan discriminatoria si sucediera lo mismo con los
sesentones que se casan con jovencitas. Pero a nadie se le
ha ocurrido nunca calificar de viciosos o de ridículos a
personajes como Chaplin, Picasso, Moravia o Borges, aunque
se hayan casado o "empatado" con jovencitas que podrían ser
sus nietas. Detrás de toda esta situación se encuentra
todavía el machismo, que permite que el "viejo verde", ahora
"caballo viejo", tenga el campo abierto para enamorar a
mujeres jóvenes, y condena cuando ve una "yegua vieja"
disfrutar al potranco. Lo cierto es que la mayoría de las
mujeres que han mantenido experiencias amorosas con hombres
más jóvenes refieren estar muy satisfechas de esa relación.
Las parejas suelen tener buenos y malos ratos
independientemente de la edad, pero cuando en la pareja, la
mujer es mayor, los problemas generalmente vienen de
"afuera". Bien sea que la familia de él considera que deben
rescatar al pobre "niño" de las garras de una "vieja" que lo
tiene engatusado con sus artes, o son las amigas de ellas,
-¿envidiosas?- quienes pretenden disuadirla de que persista
en esa "locura". O acaso los compañeros de trabajo de ambos
que intentan deshacer lo que consideran una relación
"extraña". Creemos que los problemas más serios los crean
todos aquellos que no tienen que ver con la relación en sí
misma, y que por lo tanto no deberían tener tanto peso al
juzgar una historia de amor, tengan la edad que tengan los
protagonistas.
Relación "Edípica"
De acuerdo al complejo de Edipo que planteara Freud, en la
utopía varonil de la felicidad masculina existe la fantasía
inconsciente de tener siempre a mamá. Alguien que acune,
malcríe, quien se ría de sus travesuras y que todo lo
consienta, sin pedir ninguna clase de cuenta. A quien
esperan hallar muchas veces en una pareja mayor. A ellos les
atrae la madurez, experiencia, seguridad y misterio que
encierra la mujer de edad. Ellas, maduras, pero deseosas de
vivir experiencias que las llenen de vitalidad, riesgo y
aventura, se unen de inmediato a estos jóvenes a los que les
doblan la edad para compartir amor, cama e ilusiones. Así,
estos dos personajes se unen por razones diferentes a las
típicas y convencionales, para ellos no existe el futuro,
viven su presente, disfrutando cada segundo intensamente.
Berta, pensamos que lo más importante en una relación
amorosa es el respeto, la confianza y la admiración,
aspectos que no tienen como requisito la edad. Uno se
enamora es del espíritu de una persona, por lo que no vemos
mal que usted, si se siente plena y realizada continúe la
relación con este joven. Simplemente esté consciente que
durará lo que dure. Disfrútelo.
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