El
enamoramiento
¿Una situación pasajera o una situación
deseable?
¿Es enamorarse el estado
emocional perfecto o un espejismo pasajero que, mientras
dura, aliena a la "víctima" hasta el punto de incapacitarle
para percibir cualquier cosa distinta de la atracción hacia
la persona objeto de sus desvelos? Estas son las dos
posturas extremas ante esa coyuntura que constituye el
enamorarse de alguien.
El romántico la defenderá
como la situación ideal, porque entiende que nada en el
mundo merece compararse con esa felicidad que genera la
pasión amorosa. El escéptico o desengañado, sin embargo,
aducirá que el amor es una enfermedad pasajera que deja
secuelas pero que puede superarse a nada que uno se dedique
a lo esencial en la vida:
la familia, las aficiones, el
trabajo, los amigos... Sin duda, ante el fenómeno del amor
cada uno tiene su propia percepción y sensibilidad. Se puede
caracterizar el enamoramiento como una "locura" transitoria
que no tiene edad y que repercute en gran medida en la vida
cotidiana del afectado. Es, normalmente, una emoción que
irrumpe sin avisar, intensa y bruscamente y que normalmente
se atenuará con el paso del tiempo. El enamoramiento es una
experiencia que nos conmueve y conmociona, un estado
pasajero en que el mundo tiende a convertirse en un paraíso
y la vida en una fiesta: el diálogo, por arte de magia,
deviene inagotable; el sentido del tiempo desaparece y el
"ser con" y el "ser para" ese alguien se convierte en uno de
los ejes de nuestra existencia. El amor, en su primera e
impulsiva fase, es una nueva, luminosa y diferente forma de
estar en la vida, que sacude nuestros cimientos racionales y
nos lleva a vivir desde otra perspectiva.
Los síntomas
Aunque suene irónico, el amor puede
contemplarse como una patología, como un trastorno ocasional
con sus síntomas característicos. Veamos tres de ellos: la
idealización de la otra persona, la admiración que sentimos
hacia ella y la atribución de un conjunto de características
positivas y nobles, omitiéndose los planteamientos críticos.
Otro síntoma es la desaparición de la agresividad: para la
persona amada, sólo tenemos palabras dulces y amables. Se
produce también un cierto trastorno de la atención: todo se
nos antoja óptimo, casi mágico. Así, la vida es un regalo e
invita a la ensoñación. La comunicación con el enamorado es
más comunión que otra cosa y el sentirse adivinado por el
otro provee a la relación de sobreentendidos y certidumbre.
"Te querré siempre", decimos, insuflados de un optimismo
ciego y renunciando a mirar a un pasado poco complaciente.
Asimismo, aparece el "secuestro mental": la vida del
enamorado gira en torno a cuándo se producirá el próximo
encuentro con el destinatario de ese amor. El tiempo
adquiere un ritmo distinto, en función de si estamos o no
con la persona amada. Sacrificio y esfuerzo no tienen el
sentido habitual si se trata de hacer algo por el otro o si
permite estar con él o ella. Nos descubrimos más generosos y
volcados que nunca: satisfacer, sorprender y agradar al otro
se convierte en la mayor ilusión. Ese es uno de los
problemas: en esta fase impulsiva y optimista a ultranza:
comprender al otro, entenderle, deviene cuestión secundaria.
En los más afectados por el amor, el
nerviosismo, las taquicardias, la sudoración, la sensación
de no saber cómo comportarse, al igual que las de una
extraña placidez y la propensión al lagrimeo y a la risa
forman parte de esos momentos irrepetibles del recién
enamorado. Visto lo anterior, habrá quien piense que esto de
enamorarse (en cuanto que entraña de ingenuidad e ilusión
desmedidas y de confianza ciega en el otro) es cosa de
juventud o, más bien, de la adolescencia. No todos vivimos
de igual modo la experiencia amorosa y puede variar la
intensidad de estos síntomas o que no concurran todos ellos,
pero la idealización, la peculiar comunicación, la
percepción del tiempo, la placidez y las manifestaciones
corporales definen el enamoramiento pasional.
Amar es
comunicarse y compartir
Amar es darse al otro, comunicarse,
desearse y compartirse desde la realidad de quiénes somos.
Supone esfuerzo y mimo, confianza y una cierta
incondicionalidad ante el proyecto de esa relación. Es un
continuo, y casi siempre se manifiesta con vocación eterna,
no coyuntural. Pero el enamoramiento profundo y apasionado,
sin
embargo, es un pico de explosión que no
parte de quiénes somos en realidad sino de unos seres
mutuamente idealizados por una relación muy intensa. Esta
situación idílica lleva incorporada su fecha de caducidad,
porque el estado de tensión que genera y la suma dedicación
que exige no pueden perpetuarse a lo largo de los años.
Cuando hablamos de enamoramiento siempre lo asociamos a otra
persona y sin embargo ésa es sólo una forma más de amor. Tal
vez ese enfoque sea el que nos responda por qué hay personas
que nunca o sólo en su juventud recuerdan haberse sentido
enamoradas. Y es que para enamorarse de alguien, hay que
tener los poros de la piel abiertos a los paisajes, a las
personas que nos rodean, a los sentimientos.... Quien sabe
reaccionar ante la frustración y el sufrimiento, está mejor
preparado para la flexibilidad y apertura mental y emocional
que el amor necesita para brotar. En resumen, para poder
enamorarse de alguien hay que amar la vida, mostrar interés
por lo que acontece a nuestro alrededor, tener ganas de
saber, de crear, y aferrarse a la vida apurándola como
hacemos con la última gota de agua cuando nos morimos de
sed. Puede ser un planteamiento radical, porque a veces es
el amor lo que nos permite acceder a todo un mundo de
percepciones ya olvidadas pero también es cierto que muchos
lamentan no haber estado "preparados" cuando el amor llamó a
su puerta. Porque la respuesta al amor exige una disposición
emocional, un atrevimiento, la asunción del riesgo de
fracaso de la relación.
En cualquier momento, independientemente
de nuestra edad y situación emocional, enamorarse entra
dentro de lo posible. Entrar en amores está muy relacionado
con la estructura afectiva de las personas, que se ha ido
tejiendo en función del tipo de afectos vividos con personas
de gran significación emocional, preferentemente del medio
familiar. En cada enamoramiento están presentes, si bien de
forma oculta, los modelos y expectativas que arrastramos
desde nuestras experiencias afectivas más tempranas. Muchas
relaciones fracasan porque se repiten inconscientemente
modelos de relación que no funcionaron o porque se esperaba
que la persona amada llenara vacíos heredados de una
experiencia insatisfactoria de otras relaciones familiares o
amorosas. Cuántas veces hemos oído lo de "si lo sé, no me
caso". Pero, ¿qué es lo que había que saber? Un tanto
toscamente expresado: que la otra persona no es el príncipe
azul ni la mujer-madre perfecta que nos imaginamos cuando
surgió el amor. Aunque haya excepciones, casi nadie responde
del todo a las expectativas que suscitó en el otro mientras
duró la fase de enamoramiento, porque somos seres humanos, y
por tanto, imperfectos y bien distintos de la persona
idealizada que el otro creó en su mente cuando se enamoró.
¿Gestionar el
amor?
Hay quien se enamora con frecuencia y de
distintas personas por poco tiempo, mientras que otros y
otras confiesan no haberse enamorado nunca o haberlo hecho
sólo una vez y para toda la vida. El amor pertenece al campo
de los sentimientos, a las emociones difícilmente
explicables con los argumentos de la razón. El amor hace
inexplicable al ser humano y ahí reside su grandeza:
continúa siendo un misterio a pesar de los intentos de
comprenderlo que el ser humano ha emprendido a lo largo de
los siglos. Cuando una persona dice a su enamorado "vida
mía" siente que el otro es su vida, el compendio de sus
aspiraciones emocionales. Pero ahí reside el riesgo: hay que
soñar, pero esperarlo todo de la otra persona equivale a
arriesgarse a la decepción. Ahí está la clave del fracaso de
muchas parejas. Antes de adquirir un compromiso formal,
conviene enfriar un poco los ánimos, bajar al terreno de lo
real y estudiar a la otra persona, ensayar una relación que
nos permita conocer a fondo a nuestro amante, delimitar su
manera de pensar, de comportarse en la cotidianeidad, su
modo de percibirnos como personas, lo que espera de nosotros
y lo que podemos darle para hacerle feliz y consolidar
nuestra relación de pareja.
Durante la fase de enamoramiento
disculpamos "defectillos" que casi nos parecen un dechado de
originalidad pero quizá el paso del tiempo convierta esas
peculiaridades y costumbres en una losa para la relación.
Conviene reflexionar un poco. Quizá lo adecuado sea
habilitar una convivencia en la que se puedan comprobar lo
que dan de sí las expectativas que hemos depositado en el
otro. Después podremos adoptar decisiones, siempre dejando
la puerta abierta a cambios e imprevistos porque todos somos
una caja de sorpresas. En esa cautela pactada puede estar la
clave del éxito: vamos a abrir juntos nuestros respectivos
cofres para ver qué hay dentro del de cada uno y a asumir
conjuntamente la situación real sin perder cada uno su
libertad de acción y decisión.
El conocimiento de uno mismo, de las
vivencias que han influido en nuestra vida, nos ayuda a
saber por qué reaccionamos de determinada manera ante una
situación o qué debemos modificar para que las relación
amorosa resulte satisfactoria. Pero tampoco nuestra historia
personal debe erigirse en condicionante fatal que nos impide
abrirnos a opciones con expectativas de éxito. Como seres
inteligentes y emocionales que evolucionan, somos un
proyecto por hacer.

-
¿Qué es, realmente,
-
estar enamorados?
-
Por Eleonora Bruzual
|
Como algo
cotidiano, normal, de uso mecánico, asumimos el término
"enamoramiento", o su acción: Estar enamorados, sin
preguntarnos nunca, qué es en verdad estarlo... Para
escribir sobre este tema, partí, primero de preguntarme a mi
misma, lo que entendía por "Enamoramiento", después lo hice
con amigos, y por último, mantuve una larga conversación con
el médico psiquiatra y antropólogo Luis Uzcátegui, a los
fines de buscar sustento científico que me permita
desmitificar y enseriar un poco el tema.
- Algunos
me respondieron que "Es el despertar en uno, de la
pasión, del amor, decir piropos, cortejar, prenderse de
una persona, o desearla, u obsesionarse con ella". Sin
embargo, seamos bien honestos. ¿Nos hemos preguntado
alguna vez, qué es realmente para nosotros ESTAR
ENAMORADOS...?
-
- Más de
una persona -hombres y mujeres- pasan la vida soñando
con el amor. Lo esperan, lo buscan. lo idealizan. Para
algunos llega, para otros pareciera que no es fácil que
ese amor llegue a su puerta ... Proverbios, frases
hechas, refranes ... un sinnúmero de definiciones nos
grafican o nos distorsionan lo que es el enamoramiento.
Esa filosofía popular nos dice que El Amor es ciego,
lo que lleva a muchos a entender porqué frente al amor
no razonan, no piensan, no analizan... simplemente lo
viven, lo sienten y muchos lo padecen.
-
El enamoramiento TIENE que ser recíproco
para que dé felicidad, aunque, seamos
honestos... más de una vez, y más de uno de
nosotros, se ha enamorado solo, sin para
nada ser correspondido, y en muchos casos,
el centro de nuestro enamoramiento, no darse
por aludido del sentimiento que ha
despertado.
-
-
Pero, demos por sentado que si hay un lazo
afectivo entre ambas partes, y que este lazo
se percibe fuerte y sólido, lo que
automáticamente acrecienta la confianza y el
vínculo se hace más fuerte y sólido, es así,
que la vivencia nacida de ese despertar al
"Enamoramiento" marcará e influirá en el
comportamiento de esos protagonistas de una
historia de amor.
|
Sigo
indagando y preguntándome sobre el tema, y es así que llego
hasta los psicoanalistas, y hasta los conductistas. Busco en
la ciencia respuestas y definiciones más de peso, ellos
explican que la elección de pareja, es una resultante de la
búsqueda de satisfacer impulsos y deseos, y muchas veces, en
este acto inconsciente inciden un conjunto de motivaciones
que emergen de vivencias infantiles, las cuales, permanecen
en niveles inconscientes, ya que posiblemente fueron muy
dolorosas.
Por eso no
es sencillo ni frívolo hablar de "Enamoramiento" Son muchos
los factores que influyen para que el individuo elija a su
pareja. Y en el transcurso del desarrollo del individuo, a
partir de la infancia, para elegir o buscar pareja, tomará
como referencias: satisfacciones, frustraciones, privaciones
vivenciales; a esto sumará y marcará su desarrollo
psicosexual, el ámbito social y económico en el que se
desenvuelve.
Hay tantas y
tantas referencias sobre el amor, que se hace inevitable
citar algunas: "El amor es una cosa maravillosa" ... El
amor no tiene edad ni fecha en el calendario... dice una
tonada del llano venezolano. Niños, ancianos adolescentes,
adultos, mujeres, hombres... todos nos enamoramos. Famosos,
ricos, pobres, bonitos, feos, rubios, morenos, altos,
delgados y gordos, inteligentes, brutitos...
-
Querría saber si hay alguna persona que no
se haya enamorado jamás...
-
Hay amores y amores: ese primer amor,
inocente, idílico, bobo, bonito... Ese
enamoramiento ciego. Esa primera ilusión,
ese despertar. Ese caminar por primera vez
lo que ha de ser el ciclo o proceso de
enamoramiento.
-
|
Al hablar
del "Proceso de Enamoramiento", debemos enumerar las etapas
del mismo:
1ª La
idealización del objeto amado", es una constante que muchos
investigadores de la conducta han estudiado, por ello,
citemos sólo a J.G. Lemaire, quien asevera que muchos
defectos, rasgos de personalidad, o características
absolutamente predominantes, no son percibidos como asuntos,
o conductas realmente molestas de la pareja o persona a la
cual se ha escogido para amar. Tonta e ilusoriamente creemos
que se pueden modificar rasgos estructurales, culturales o
sociales, simplemente por la fuerza del cariño o el amor.
Gran error de múltiple presencia... Seamos honestos también
con esto ¿Cuántas veces hemos incurrido en creernos factible
tal asunto?
2ª Aquí
conseguimos lo que los científicos de la conducta llaman "el
estado alterado de la conciencia". Es ese momento o esa
etapa en la cual, la conciencia de la que se hace alarde,
pasa realmente a integrarse a un autoengaño elaborado y
"Montado" por el inconsciente. Creemos que conscientemente
elegimos a la pareja, y esto no es verdad, hay que aceptar
que quien realmente lo hace es el inconsciente. Por ello, al
pretender razonar lo que nos gusta, nos atrae o nos acerca a
esa persona, no tenemos muchas respuestas. Es cuando, de
poder pararnos y hacer ese análisis, nos daríamos cuenta de
que hemos recubierto a ese "alguien" con los ropajes con los
cuales vislumbramos o imaginamos que viste "El Amor"... Por
eso no hay respuestas, ya que como decía Ortega y Gassete:
Se está enamorado del amor ...
3ª En este
tercer punto, encontramos eso que llamaremos "La proyección
de ideales propios sobre la personalidad del otro", aquí
encontramos ese momento en el cual, ideales y metas
personales dejan de ser lo primordial, lo más importante, y
se abre paso a tratar de mantener a la pareja a nuestro lado
a como dé lugar, y como única prioridad, y sin darnos
cuenta, perdemos nuestra personalidad, nuestras metas y
objetivos, para convertirnos en seguidores de los objetivos
y metas de la otra persona.
4ª Aquí
conoceremos sobre "La esencia de exclusividad" o lo que
resulta igual a "ser lo único para la pareja". Es cuando
total y exclusivamente ofrecemos lo mismo, inconscientemente
y casi como un compromiso sin que hacerlo, implique
obligación, ya que sinceramente se está convencido. Tomar
esta actitud, conduce a una "ausencia de demandas", y lo más
grave es que esa ausencia de demandas ni siquiera nos
dejaran darnos cuenta de las terribles carencias que tenemos
en esa relación y en nuestra propia vida inserta en ella...
Es allí cuando el "Enamorado / a" llega a creer que la
simple unión de la pareja llenará o compensará las grandes
e importantes necesidades individuales, que van desde la
diversión, hasta los problemas laborales, sociales y
económicos. Por eso, se hace imagen común ver a parejas
conversando todo el día, rodeados de problemas, pero
pareciendo no verlos o no necesitar más que estar juntos
como en una cúpula de cristal. Esas parejas, esos individuos
por un tiempo no tienen conflictos, la ausencia de dinero,
todo se supera con el hecho de estar juntos, pero ... otro
dicho popular viene a sacudirnos: ¡Amor con hambre no dura!
Es
fundamental, a cualquier edad, prepararnos un poco para
"Sobrellevar" el enamoramiento... A las cuatro etapas arriba
desglosadas hay que agregar un elemento regresivo plenamente
inconsciente, ese elemento que hace, por una suerte de
encantamiento, que durante los primeros días del "Affaire" o
noviazgo, o aventura, o como quiera llamarse, nos parezcamos
muchísimo a esas criaturas desvalidas de nuestros primeros
días de vida, esos seres que a través d el calor, la
seguridad, el amor, el alimento, el confort, comienzan a ver
a su pareja como una totalidad, lo que en términos
psicoanalíticos habría que definir como una regresión a
vivencias primarias.
Es la
peligrosísima etapa o faceta, donde comienzan a privar
sentimientos de omnipotencia, y comenzamos -sin notarlo o
estar conscientes de ello- a comportarnos como "Super Man"
o "Mujer Maravilla" versión vida cotidiana ... nos creemos
invencibles ya que nuestra "Fuerza" la sacamos de esa
"Lámpara mágica" que representa el amor. Sobrevaloramos a
la pareja y nos dejamos envolver por esa ansiedad de
comenzar una relación deseada, novedosa, excitante , y donde
es tal el obnubilamiento, que nos convertimos en
"Minusválidos" existenciales, y bloqueamos totalmente el
componente narcisista, que en grados normales, todos
debemos poseer, y al bloquearlo nos sumimos en un estado de
no valoración, ni aprecio por nosotros mismos. y tomamos en
cuenta nada más que aquello que consideramos son las
necesidades del compañero/a, y lo único que cuenta, aún a
costa de la propia salud física y mental, es verlo feliz, y
esto, lleva irreversiblemente a cambios muy negativos en
nosotros mismos, cambios que abarcan hasta lo fisiológico, y
que lleva a crear verdaderas patologías, entre ellas, la
presencia de una especie de defensa maníaca contra la
depresión, comportándose o mejor, aferrándose de la misma
manera maníaca a la euforia, a un dinamismo forzado, y a un
"Decreto" donde se pretende vivir en un estado continuo de
actitud positiva. ¿Cuánto durará esto...?
Cualquiera
que haya leído hasta aquí, puede perfectamente haber notado
el hecho de que el enamoramiento transforma totalmente
nuestras vidas, o por lo menos, mientras vivimos esa "Fase"
primera, casi ciega...
Ahora, se
hace necesario preguntarnos ¿Cómo hacen esas personas, que
fácilmente podemos identificar dentro de nuestro círculo
familiar o de amigos y relaciones, que sin duda son archi
populares, y tener y haber tenido largas, numerosas y
apasionadas historias de "Enamoramientos"?
Casi que me
atrevería, después de pensar un poco, que la respuesta
bastante simple: Las personas sanas, aman a quien las ama,
Vean a vuestro alrededor, y se darán cuenta que las parejas
realmente equilibradas y maduras y estables son aquellas
donde la relación es recíproca, donde ambos se aman, y se
preocupan -cada uno por igual- de los asuntos del otro. Por
eso, igualmente se nota si este tipo de comportamiento y
sentimientos son ciertos... y el tiempo, al mostrarnos la
permanencia de esos lazos afectivos y hacerlos cada vez más
y más intensos, nos dará la certificación.
Es bien
importante que nos demos cuenta que para tener éxito, y
lograr "Amores de película" no requerimos de perfecciones ni
condiciones extraordinarias, lo que si hay que proponerse
lograr es un balance entre dar y esperar. Un poco el sentido
exacto de la reciprocidad. Quizá eso llevó a Dutch Boling,
en su libro "La magia de la sonrisa" (Selector. México
1997) a decir que "Al encontrarnos cara a cara con el amor,
o se abren los brazos o sólo se huye
Qué tal si
contamos las veces que abrimos los brazos y las veces que
echamos a correr... Claro está, que cada quien cuenta su
propia historia, y de acuerdo a sí es rosa o negro el final,
será una historia bonita, o un cuento de horror... Por eso,
si encuestamos a muchas personas sobre qué es el
enamoramiento, y cómo ha sido la experiencia de enamorarse,
serán muy variadas las respuestas
Pienso que
además de interesante puede resultar divertido que hagan una
encuesta y comiencen a preguntarle a amigos y familiares,
habrá quien diga que su pareja es una "Buena Ama de Llaves",
o "Un buen dueño de una solvente Chequera", otros dirán que
"Es la razón de su vida", la "Fuente de su alegría", "Su
Peor es nada", "Su sueño hecho realidad", en fin, hagan la
prueba... Verán que "El Enamoramiento" no es parte de un
guión de TV o de cine.
Que no es
"Rosadito y cursi", que tampoco es un "Pretexto" creado por
los comerciantes para "Hacer su agosto" el 14 de febrero. Es
bastante más que todo eso. Es camaradería, es sinceridad, es
fidelidad, es solidaridad, es compromiso, es amistad, es
pasión, es ilusión, es complicidad bonita, es trascendencia,
es vida... Es el inicio de la vida.

Mucho
más que un amor de
telenovela
Ni para que
meternos en el lío de contestar esta pregunta que por siglos
nadie ha acertado a definir adecuadamente. A esta palabra
tan común se le ha atribuido desde lo más sagrado hasta lo
más profano. Y todo mundo cree darle el mismo significado.
Sin embargo,
a las cosas hay que llamarlas por su propio nombre para así
evitar que se les dé un uso distinto que sólo hará caer en
confusiones perjudiciales, y conductas que se justifican en
las palabras lo hice por amor. No se definirá al amor
en una forma general, sino al amor que une y hace fuerte a
la pareja, el amor de los esposos.
1.- Hay quienes piensan que amar consiste en ser amado.
Esto se podría entender en que el amor consiste en recibir,
más que en dar. Pero no. El amor conyugal tiene un doble
juego, dar y recibir, para mantenerse y crecer.
-Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro.
-Si uno recibe sin dar, termina dominando al otro.
El intercambio de donación y recepción crea una relación de
iguales: precisamente por haber dado, recibe en compensación
y por haber recibido, siente deseos de seguir dando. El amor
visto así no radica en la posesión sino en la donación.
2.- Hay quienes creen que la persona amada es el objeto
del amor.
Hay quienes creen que la persona amada es el objeto del amor
y toman a esta persona como fin. El pensar así es estar
destinado al fracaso, porque el hombre y la mujer no se
llenan mutuamente, aunque en un principio así lo parezca.
El fin del amor es algo que trasciende y ese fin serán los
hijos. Paulo VI anunció así una gran ley del amor. Darse
el uno al otro para darse luego juntos. Porque el amor
no es la persona amada, sino una capacidad, facultad; por lo
tanto, la persona no debe negarse a la trascendencia, porque
la raíz del amor es la fecundidad.
Cuando por decisión propia la pareja decide no tener hijos
está entrando en un círculo limitado y egoísta, buscando
sólo su propia satisfacción, sin darse cuenta del daño que
se causan.
- El amor mutuo protege a los hijos.
- Los hijos son un estímulo para la pareja.
- Hay una correlación entre hijo y estabilidad del
matrimonio, porque los hijos purifican el amor de la pareja,
haciéndolo menos egoísta.
En la unión libre esto está muy lejos de ser. Su misma
inestabilidad al dejar abierta la posibilidad de separarse
por cualquier motivo, no permite el amor de donación y de
fecundidad, pues hay una decisión de antemano a la no
procreación.
3.- Hay quienes creen que el amor es una fuerza ciega que
arrastra.
Hay quienes creen que el amor es una fuerza ciega que
arrastra, por lo tanto justifica todo y no se puede hacer
nada para evitarlo.
A esto se le llamaría amor-pasión, donde más que gozar el
amor, se padece el amor.
- El amor es una fuerza, ciertamente pero no ciega.
- Es algo que de alguna manera depende de nosotros, porque
el amor es edificable.
- Es la razón la que debe dictarle al corazón lo que debe
hacer.
- Cuando se considera el amor una atracción momentánea, y se
guía sólo por un impulso de deseo sexual, entonces a esto se
le llama soledad, vanidad, afán de dominio, conquista, etc.,
pero no amor, ya que todo acto de amor que involucre
sólo el cuerpo, es un acto egoísta. Qué fácil es acomodarse
detrás de actos tan innobles y atribuirlos a un sentimiento
tan noble como es el verdadero amor.
En el amor conyugal lo físico ha de ser la expresión del
amor de dos personas (con toda la dignidad que en sí la
persona tiene) y no de dos cuerpos, si no, esto
correspondería a un simple instinto carnal que en otros
términos sería animal. Por otro lado las relaciones sexuales
precoces deforman el amor, ya que se cae en el gran peligro
de creer que el atraerse mutuamente y que el apasionamiento,
son la muestra de la intensidad del amor
La vida matrimonial:
- Es esforzarse día con día para mantenerse y crecer,
incluso en el aspecto sexual.
- Exige respeto mutuo, adaptación de caracteres, un
sinnúmero de sacrificios.
Es lo que llamaríamos un amor maduro, y no en años sino en
lo que esto implica: amar con libertad, una verdadera
libertad (que es dominio del espíritu sobre la materia). La
libertad hace al hombre más persona, más creativo, más
equilibrado, más dueño de sí mismo. El amor debe llevar a
una madurez que se logra por continuas conquistas hechas a
base de esfuerzos y renuncias a sí mismo. Sólo en este plano
se entiende el verdadero amor. El amor de los esposos:
total, fiel y exclusivo.
Amor: Cuestión
de voluntad
Una de las
palabras que más han intentado definir los expertos, sin
lograrlo totalmente, es el vocablo amor. Al mismo
tiempo es la palabra más desvirtuada. Ya se le llama amor
a casi cualquier cosa, incluso las peores aberraciones
sexuales y los mayores actos de egoísmo reciben este nombre.
Otras personas describen al amor en una forma que raya -según
la opinión de muchos- en lo cursi. Un ejemplo de esta es la
siguiente manera de relatar el impacto de amor que se
llevó cierto jovencito:
Fue una enorme descarga de energía que hubiera recorrido
todo su cuerpo en fracción de segundo. Sintió una sacudida
brutal ¡cómo si un rayo lo hubiera fulminado! El impacto que
recibió fue tal que permaneció mudo, como paralizado, sin
aliento, cuando vio su silueta recortada contra el cielo
rojizo y purpúreo de aquella hermosa tarde de otoño.
Su corazón se aceleró cuando a aquella visión se sumó el
sonido fresco, dulce y armonioso de su risa espontánea y
discreta. Fue como si su cerebro, hubiera descubierto de
repente el significado de aquella palabra ¡amor! que había
escuchado tantas veces y que nunca había comprendido.
Repentinamente tuvo una visión muy clara: supo que no
descansaría hasta conseguir que ella correspondiera a ese
sentimiento tan intenso que de manera tan fuerte se había
posesionado de su ser.
¿Caricatura del amor?
Muchos libros, películas y novelas describen el proceso del
enamoramiento con escenas similares a la anterior. A veces
lo presentan cursi y en otras lo exhiben como algo
incomprensible, misterioso y casi mágico. Se limitan a
presentar este sentimiento desde un solo ángulo: una pasión
o maraña de sensaciones y emociones que atrapan a la persona
con una fuerza irresistible.
Pretenden hacer que la gente crea que el amor es solamente
una sucesión de sentimientos que ocurren repentinamente y
ante los cuales lo único que se puede hacer es: dejarse
llevar. Dan a entender que las personas se enamoran en
contra de su voluntad, que es algo que sucede y así como
viene se va, de tal manera que a los seres humanos les llega
el amor y luego, se les escapa de las manos.
Vistas así las cosas, la gente se enamora y se casa. Luego,
se desenamora y se descasa (divorcia). Así de simple,
así de claro. ¿Dije claro?
Entonces... ¿Qué es el amor?
Aunque los sentimientos forman parte importante en el
proceso de enamoramiento, el verdadero amor no se limita
sólo a ellos. El verdadero amor involucra a la persona en su
totalidad: cuerpo, espiritualidad, sentimientos, afecto,
inteligencia y voluntad.
El verdadero amor implica una valoración profunda de la
persona amada, que lleva ante todo a procurar el bien de
ésta. Hay ocasiones en que viendo a alguna pareja se
escuchan comentarios como: No sé por qué se fijó en ella,
si la palabra fea le queda corta, está espantosa.
Se dan casos en los que alguno de los dos es víctima de un
accidente que le inutiliza y el otro se entrega a su
cuidado, se dedica en cuerpo y alma a la persona amada, sin
importar el deteriorado estado físico y anímico del otro. Ya
se ve que no hay mayor amor que el del que da la vida por
el ser amado.
Y se puede dar la vida de muchas formas. Basta ver a los
padres que dedican su vida, con sacrificio y entrega, por
sacar adelante al hijo que es discapacitado, o con ver a la
tía solterona, que dedicó su vida a cuidar a su madre
enferma. Otro caso es ver a la madre Teresa de Calcuta,
sacando una enorme energía de su débil constitución física,
para entregarse en cuerpo y alma a los más pobres de entre
los pobres.
Esos ejemplos, ponen en evidencia que el amor va más allá
del sentimiento. El amor implica pues, una decisión libre,
un acto de voluntad.
|
|
|
|
|