Comprendiendo la adicción
Las adicciones se presentan
en muy distintas formas y maneras. Difícil de definir con
exactitud, se ha hecho popular el pensar en cualquier
comportamiento que tenga un factor compulsivo como una "adicción".
Pero para aquellos que realmente padecen una adicción, o
para aquellas personas afectadas por la adicción de una
persona querida o cercana, está muy claro lo que significa
una adicción en términos "reales".
Una adicción es una
dependencia hacia una sustancia, actividad o relación que
arrastra a la persona adicta lejos de todo lo demás que le
rodea. Está representada por los deseos que consumen los
pensamientos y comportamientos de las personas, y actúan en
aquellas actividades diseñadas para conseguir la cosa
deseada o para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos
adictivos). Y, a diferencia de los simples hábitos o
influencias consumistas, las adicciones son "dependencias"
con graves consecuencias en la vida real que deterioran,
afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física
y mental), y la capacidad de funcionar de manera efectiva.
Adicción es debilitamiento.
En consecuencia, un adicto es
una persona "dependiente" de aquella cosa que domina sus
pensamientos y deseos y dirige su comportamiento, y la
pretensión de esa cosa se convierte en la actividad más
importante de su vida. En estados avanzados de adicción,
nada es tan importante como la adicción en si misma.
¿Cómo se convierte la gente
en adicta?
Algunas personas ven la
adicción como una enfermedad en la cual el adicto está
afligido y tiene poco poder sobre la causa o principio de su
adicción. Otros ven los comportamientos adictivos como una
elección, una adicción como el resultado frecuente de dicha
elección.
La adicción es considerada
por algunos como una predisposición (la "personalidad
adictiva"), mientras otros creen que se desarrolla a través
de la exposición a los comportamientos adictivos de terceros
(por ejemplo, miembros de la familia). En el caso de las
adicciones "físicas" como el alcoholismo o la
drogodependencia, muchos creen que la susceptibilidad de ser
adicto es traspasado genéticamente. Otros creen que la
adicción es simplemente el resultado de comportamientos
repetitivos que, en algunas personas, conducen a una
dependencia física o psicológica. Es realmente cierto que
aunque no todas las adicciones son físicas (el juego, por
ejemplo), son igualmente adictivas y destructivas.
Entendiendo la adicción y la
dependencia
Definir exactamente lo que se
entiende por adicción no es simple. Mucha gente asocia a
menudo la adicción únicamente con el alcohol o con el abuso
de las drogas, pero esta claro que los comportamientos
adictivos van más allá. De hecho, la clave de la "adicción"
es una necesidad o dependencia obsesiva y compulsiva hacia
una substancia, un objeto, una relación, una actividad o una
cosa. Conforme a esto, es realista y apropiado decir que
cualquiera puede ser adicto a casi cualquier cosa. Hay seis
indicadores claros de una adicción:
1. Un objeto de deseo.
Siempre hay un objeto de deseo. Este es la substancia, cosa,
actividad o relación que conduce a la adicción, sea alcohol,
comida, sexo, juego, pornografía, drogas, o cualquier otra
cosa que provoque ideas obsesivas y derive en
comportamientos compulsivos.
2. Preocupación. Existe una
obsesión con el objeto de deseo, una necesidad de la cosa
que provoca la adicción.
3. Comportamientos guiados.
Existe una compulsión por reducir la ansiedad y satisfacer
la obsesión que provoca el comportamiento adictivo.
4. Falta de control. La
adicción siempre implica una pérdida de control sobre los
pensamientos, sentimientos, ideas o comportamientos cuando
aparece la cosa deseada. Incluso cuando un adicto intenta
detener o cortar sus comportamientos adictivos, falla en el
intento. Esta es la clave y la característica central de la
adicción y la dependencia.
5. Dependencia. Hay una
dependencia respecto al objeto del deseo, física o
psicológica, y sólo esa cosa puede satisfacer el deseo del
adicto(al menos temporalmente).
6. Consecuencias negativas.
La adicción siempre va acompañada de consecuencias
negativas.
La continuidad de la adicción
Un adicto no se convierte en
tal de la noche a la mañana. Existe una progresión en la que
primero se realizan comportamientos y experiencias que
posteriormente pueden convertirse en adicciones con el
tiempo.
En la mayoría de las
adicciones, el uso repetido crea una "tolerancia" por la
cual se necesita más y más substancia o actividad para
sentir la satisfación que la adicción proporciona.
Eventualmente, el adicto tiene que utilizar la cosa (o
realizar la actividad) sólo para sentirse normal. Esto es lo
que realmente significa "dependencia".
Por tanto existe una
contiuidad en la adicción que va desde la pre-adicción a las
etapas avanzadas de dependencia. La progresión desde el uso
a la adicción se puede medir de dos maneras:
1. El efecto que los
comportamientos adictivos tienen sobre el efectivo y sano
funcionamiento personal.
2. La intensidad de la
ansiedad producida por la substancia, actividad, relación o
cosa.
Tomadas en conjunto, estas
dos medidas pueden ayudar a las personas que realizan
comportamientos adictivos a medir su progresión respecto a
la adicción.
Recuperarse de la adicción
Sea física o psicológica,
sabemos que se puede vencer una adicción. Millones de
personas han sido ayudadas en su recuperación, y muchos
millones permanecen en recuperación toda su vida.
Adicción y Recuperación
En cualquier sociedad entre
el 10% y el 15% de la población son alcohólicos o adictos.
En las Américas el problema existe en proporción epidémica.
Estos enfermos tienen familiares. Entonces más de la mitad
de la sociedad vive con el problema. Hoy en día está
reconocida la adicción como una enfermedad. Obviamente el
alcoholismo es una adicción al alcohol. En VENCEDORES,
utilizamos una definición general de adicción porque no
importa cuál sea la substancia o conducta en que se abusa;
el proceso de adicción es el mismo en cada ser humano.
La Organización Mundial de la
Salud dice "cuando el uso de una substancia causa daño en
una área importante de la vida del individuo, este individuo
es un dependiente químico." ("Dependiente químico" es otro
nombre para un adicto o alcohólico.) Los familiares también
sufren de una enfermedad que se llama codependencia. Una
experta en el campo, Sharon Wegscheider-Cruce dice, "La
codependencia es una adicción a una persona y sus problemas."
[Taller sobre Hijos Adultos de Alcohólicos con Sharon
Wegscheider-Cruce and Rokelle Lerner, Rocky Mountain Council
on Alcoholism, Denver, Colo., Enero de 1984.] La
codependencia es un complejo de conductas y actitudes
problemáticas que una persona desarrolla para sobrevivir en
una situación familiar de caos, como el alcoholismo. Cada
alcohólico tiene por lo menos un codependiente en su vida.
Ambas dependencias, la dependencia química propiamente y la
codependencia, tienen las mismas características en común
porque ambas son adicciones. (Véase pp. 5, 6, 13, 14)
Las dos características
primordiales son obsesión y compulsión. Obsesión es la
preocupación mental centrada en la substancia, relación,
conducta o evento que es el enfoque de la adicción en
particular. Por ejemplo, el adicto al trabajo piensa
obsesivamente sobre las cosas que él necesita cumplir, y sus
sentimientos de culpa lo empujan a tratar de lograr más. La
compulsión es la conducta o el comportamiento que actúa en
base de la obsesión mental. Las doce horas en la oficina del
adicto al trabajo son la magnitud de la compulsión de su
adicción.
La obsesión y la compulsión
vienen de una hambre viciosa que se convierte en una pérdida
de control en todas las áreas de la vida del alcohólico o
adicto. Clásicamente el codependiente pierde el control de
su propia vida por la preocupación obsesiva sobre la vida
del alcohólico o adicto. Pero el síntoma más evidente y más
peligroso de la adicción y la codependencia es la negación.
La adicción es la única enfermedad que dice al enfermo que
"no existe un problema." El alcohólico frecuentemente dice,
"yo puedo dejar de beber cuando quiero." Y muchos
alcohólicos han tenido muchos intentos sinceros de dejar de
beber. El problema es que están viviendo en negación de la
obsesión y compulsión de su enfermedad y que no saben cómo
vivir sobrios.
Muchos cristianos también
viven la trampa de la negación, pensando que el proceso de
adicción no les toca. La enfermedad de adicción afecta toda
la persona: física, mental, emocional y espiritualmente.
Esta enfermedad espiritual está basada en la naturaleza del
pecado que cada ser humano comparte. El proceso de adicción
ocurre cuando nosotros tratamos de sustituir algo por
nuestra necesidad de Dios. Podemos utilizar una relación,
una substancia, aún un sistema, como la religión, como
sustituto de nuestra necesidad espiritual. Por ejemplo,
nosotros podemos practicar una religión compulsivamente,
descuidando áreas importantes de nuestras vidas, como la
familia, en lugar de tener una relación personal y viva con
Jesucristo. Muchos cristianos no viven una vida de victoria
como vencedores porque se sienten esclavos de sus adicciones
y compulsiones. Ellos se preguntan en privado "¿Dónde está
la vida abundante que la Biblia promete?" Nosotros vivimos
en vergüenza y culpa y no compartimos estos sentimientos con
los hermanos porque la iglesia está reforzando nuestra
negación. La honestidad acerca de nuestras vidas
ingobernables no concuerda muy bien con nuestra máscara
cristiana. Hemos tratado de vivir la vida cristiana con
nuestras propias fuerzas y recursos. Por eso, nos sentimos
derrotados. Los Doce Pasos pueden proveer una salida. (Véase
pp. e y f).
Cuando examinamos los Doce
Pasos de Alcohólicos Anónimos y Al-Anon podemos ver
claramente que ellos tienen su base bíblica. Bill Wilson, el
fundador de Alcohólicos Anónimos, describió su conversión y
camino a la sobriedad así: "Encontré al Dios de los
predicadores." Él fue influido grandemente por el Grupo
Oxford, que era un movimiento evangélico dedicado a recobrar
el "cristianismo primitivo," y el Reverendo Sam Shoemaker,
que era pastor episcopal y el líder de este grupo. Muchas de
las ideas de los Doce Pasos salieron del curso de
discipulado del Grupo Oxford. El doctor Bob, cofundador de
Alcohólicos Anónimos, estuvo convencido sobre el énfasis
cristiano de los Doce Pasos. Él tenía una lista de lecturas
recomendadas para todos con quienes él trabajó en
Alcohólicos Anónimos. En esta lista se encontraba la Biblia
en general, especialmente el Sermón del Monte, el Padre
Nuestro, el libro de Santiago y el capítulo trece de Primera
a Corintios.[Dr. Robert Hemfelt, Dr. Richard Fowler, Dr.
Frank Minirth, Dr. Paul Meier, The Path to Serenity (El
Camino de la Serenidad)].
Los Doce Pasos son el
tratamiento más exitoso en el mundo para la recuperación de
las adicciones. Para familias alcohólicas y/o disfuncionales,
los Doce Pasos pueden ser el curso de discipulado perfecto y
específico para sus necesidades. Hemos visto que muchos de
nosotros como cristianos compartimos el proceso de adicción
en nuestras vidas. Los Doce Pasos pueden servirnos como un
modelo de crecimiento en general, y un camino a la serenidad.
Este movimiento está creciendo dinámicamente en las Américas,
en parte porque todos pueden compartir de sus vidas en un
ambiente de aceptación, comprensión y amor, sin el miedo de
ser juzgados. ¿Por qué no recobramos estas cualidades del
cuerpo de Cristo como iglesia suya?
Adicción al Juego
Introducción
La mayoría de las personas con algún grado
de esta adicción manifiestan que para ellas el juego es
inofensivo y saludable; que lo consideran una manera
agradable de poner un poco de emoción en aquellos días por
demás aburridos y sin ningún incentivo. Del mismo modo, las
personas que beben abundante cantidad de alcohol no se
consideran alcohólicas y dicen que su afinidad es bastante
inofensiva.
Sin embargo, puede afirmarse con toda
seguridad que el juego es adictivo y que es capaz de causar
serios problemas económicos y sociales. Es muy probable que
el jugador empedernido pierda su trabajo, sea rechazado por
su entorno familiar y presente graves problemas de salud.
Este tipo de adicción afecta por igual
tanto a hombres como a mujeres. Años atrás eran los hombres
los grandes apostadores, generalmente a las carreras de
caballos; pero hoy en día son muchas las mujeres que gastan
grandes sumas de dinero en salas de bingo y casinos. Algunas
de ellas sólo buscan emoción, pero otras comienzan a jugar
porque necesitan el dinero desesperadamente y creen que el
juego es una salida.
Personalidad característica
Existe una serie de constantes en la
personalidad de las personas adictas al juego. El
jugador tratará, de cualquier forma, de recuperar las
pérdidas hasta que se quede sin dinero. Jugará casi
todos los días de la semana y gastará todo su dinero en
el juego.Ocultará a su familia
y a sus amigos que juega mientras le sea posible, y
generalmente se considerará un jugador muy hábil.
Eludirá todo contacto con personas como consecuencia de
las deudas acumuladas y no hará otra cosa que pensar en
el juego. Pedirá dinero prestado, hasta llegar a robar o
tal vez vender sus bienes personales y familiares para
mantener su hábito. Todo esto le puede acarrear graves
consecuencias en su vida profesional y familiar.
Muchos jugadores se vuelven irritables
y malhumorados a medida que sus deudas se van
acumulando, incluso pueden aparecer episodios de
violencia familiar. Son personas ansiosas y depresivas.
En ocasiones, la gran cantidad de deudas acumuladas
pueden llevar a un jugador al suicidio.
Generalmente al verdadero jugador
adicto no le entusiasma ganar, sino el juego en si
mismo. Necesita de la "emoción" de mostrar la carta,
tirar los dados u oír la voz del llamador del bingo,
igual que un adicto a las drogas necesita de su dosis
habitual.
Tratamiento
Las personas adictas que quieran dejar de
jugar tendrán que hacerlo de manera radical, ya que les
resultará muy difícil continuar jugando de manera
controlada. Mientras se adaptan a la nueva situación,
debe limitarse su acceso al dinero y sus ingresos
monetarios deberán ser administrados por algún familiar
o un amigo de confianza. Esta estrategia sólo funcionará
con la total colaboración del jugador; de no ser así, el
fracaso del tratamiento será frecuente.
El jugador que se está rehabilitando
necesitará de la ayuda tanto de su médico como de su
familia. Debe adaptar su rutina diaria a la nueva
situación para evitar cualquier tentación, debiendo
mantenerse alejado de los centros de apuesta y máquinas
de juego.
Existen organizaciones especializadas,
como Jugadores Anónimos, que pueden ser de gran ayuda
para un jugador que intenta recuperarse.
Adicción a la Religión
En el libro "Toxic Faith: Understanding
and Overcoming Religious Addiction" (Fe Tóxica: El
Entendimiento y La Superación de la Adicción a la Religión)
leemos: "La Fe Tóxica es una relación peligrosa y
destructiva con una religión u organización. Se relaciona
con la organización más que con Dios".
Causas principales:
Padres rígidos o no cariñosos una herida del pasado que no
está sanada o resuelta (ejemplo: conflicto, duda, la muerte
de un ser querido), la autovaloración baja, el querer ser
aceptado por los demás, la excesiva confianza en un amor
falso de los líderes de la religión. el abuso físico, sexual
y/o emocional; el niño se siente alejado de la familia, se
busca perfeccionismo y expectativas muy altas, soledad; se
buscan respuestas a la pregunta de ¿por qué la vida es así?,
¿por qué murió mi hijo?, etc.
Expectativas falsas:
Pensar que nuestra religión nos vacuna de las tentaciones y
problemas de la vida. Dios resuelve todos los problemas.
Las formas de fe tóxica
Empezar a aislarse, relacionarse solamente
con los siervos amigos de la religión, hablar de la
religión, asistencia muy asidua al servicio, actividades
religiosas compulsivas, el miedo, la culpabilidad, el querer
ganar el amor a Dios, el dar para recibir, un enfoque
excesivo en sí mismo, la intolerancia de opiniones
contrarias o de otras religiones, la adicción a los efectos
emocionales que me da la religión y el diablo visto en todos
lados, etc.
En el principio la adhesión a una fe
tóxica, parece una acción laudable y es difícil ver la
diferencia con otra persona que se convierte a una fe
no-tóxica. Las personas cambian, parecen tener mucha alegría
e interés en la Biblia. La diferencia está en el motivo,
en la razón (el fundamento psicológico) que les impulsaron a
abrazar esta religión.
Diez características de un sistema
de fe tóxica.
1) Los miembros del sistema se jactan de
tener habilidades, entendimiento y conocimiento; prueba todo
esto de que están de posesión de la verdad. Atacan a los
demás por creer que son los únicos que se encuentran en el
camino correcto. Citan las escrituras para motivar a los
miembros, haciendo creer a los fieles que están sirviendo a
Dios aunque en realidad están sirviendo a los intereses de
sus líderes que se limitan a citar lo que les conviene. Los
líderes tienen dones, revelación y autoridad y por lo tanto,
nadie puede cuestionarles porque eso sería dudar de Dios. El
líder o los líderes tienen un don especial que no tienen los
demás miembros. En una iglesia sana, todos son iguales y
especiales a los ojos de Dios.
2) El líder es dictador y autoritario. No
hay diálogo.
3) Existe un pensamiento de ser los
perseguidos <<Nosotros estamos en contra de ellos.>> El
mundo es malo, no somos como los del mundo. Atacan a los
no-miembros y glorifican las actividades de su organización.
4) Los sistemas tóxicos son de naturaleza
punitiva. Confiesan delante de otros sus pecados. Expulsan o
censuran y castigan en otras maneras. Los miembros creen que
es difícil seguir a Dios.
5) En un sistema tóxico los adictos tienen
que dar el máximo servicio. Los miembros se gastan y no
pueden pensar claramente; existe mucha inquietud. Cuando los
líderes cometen errores buscan a un culpable para que ellos
salgan siempre limpios.
6) Por dentro de sí mismo se siente un
vacío, pero al exterior presentan cara de felicidad y de
paz.
7) La comunicación proviene de arriba
hacia abajo y nunca desde la base. No hay diálogo.
8) Las reglas distorsionan el propósito de
Dios. En el lugar de Dios, las reglas refuerzan la adicción,
no fortalecen la relación o la fe en Dios. Todos hablan de
lo mismo, se visten de igual manera. No hay espacio para 1a
individualidad. La fe consiste en reglas y más reglas.
9) En un sistema de fe tóxica, los líderes
no son responsables ante los demás. Una persona que piensa
que es solamente responsable para con Dios es una persona
enferma.
10) Categorizar a otros, generalizar,
darles nombres, fabricar estereotipos para no hacer caso a
sus creencias. Generalizan, quitan la individualidad de la
persona y desacreditan sus creencias.
En este sistema hay personas que son
co-conspiradores que apoyan el sistema, el liderazgo y
ocultan los errores de las autoridades. Hay víctimas dentro
y fuera de la religión: los "expulsados".
Los líderes saben más que nosotros. Deben
tener razón y se les debe obedecer y ser leales. Nos tratan
bien entonces sus motivos deben ser puros. No debo quejarme,
ni discutir, sino aceptar sus decisiones.
Las características del sistema: se
sacrifica mucho a la organización porque se desea servir a
Dios y se tiene baja autoestima; quiere sentir que la
organización lo necesita; muchas veces se siente la soledad;
disculpa las fallas de la organización, a toda costa protege
la cara de la organización.
Una fe sana:
1 ) Es enfocada a Dios y su presencia en
la vida.
2) Crece y madura.
3) Respeta a los demás y aprecia sus
talentos y debilidades.
4) Sirve libremente, sin miedo ni
culpabilidad, ni compulsión.
5) Se autovaloriza.
6) Confía en otros.
7) No tiene miedo de abrirse, de compartir
sus opiniones, de ser vulnerable; no está a la defensiva con
los que piensan de diferente manera.
8) Es individualizada, no conformista.
9) Acepta sus limitaciones, no es
perfeccionista.
10) Está orientada a relacionarse, no en
la un actuación
11) Es equilibrada.
12) Tiene un Dios personal. No a través de
una organización. La Biblia es para todos.
13) Acepta y aprecia las preguntas y los
desafíos a sus creencias.
14) No juzga a los demás.
Adicción al Trabajo
Dentro de las muchas caras del suicidio,
tales como beber o comer en exceso, drogarse, conducir a
altas velocidades, que reciben mucha atención y algún
rechazo social, resulta hoy necesario sacarle su careta de
normalidad total a un modo de matarse que aparece totalmente
oculto, dentro de la virtud socialmente aceptada de la
laboriosidad. La adicción al trabajo (exceso frecuente de
esa virtud) es una compulsión, que a corto o largo plazo es
autodestructivo.
Al igual que las otras adicciones, no
puede ser controlada voluntariamente por quienes la padecen.
El adicto al trabajo tiene señales
internas de que algo anda mal en él. Mientras esto le está
ocurriendo, recibe señales igualmente poderosas por parte de
la sociedad que aplauden su conducta. Por cierto esta
situación lo confunde.
La adicción al trabajo es un tipo de
intento de suicidio particularmente silencioso, que tiene el
arma cargada siempre al alcance de su mano. Se puede
contribuir desde el lugar de terapeuta (o desde el de
paciente) para desactivar un instrumento de muerte tan
poderoso.
Existe una enfermedad muy insidiosa, que
escondida bajo una inocente apariencia, avanza lenta y
segura hacia su desenlace fatal. Se trata de la más poderosa
de las adicciones modernas que, como tal, recibe diariamente
el apoyo oficial de las iglesias, las organizaciones de bien
público y los gobiernos. La adicción al trabajo, la
principal conducta autodestructiva del presente, crece y
agrega adictos a sus filas sin ser enfrentada por ninguna
campaña de educación para la salud. La adicción al trabajo
es aceptada sin discusiones por toda la sociedad. Lejos de
recibir críticas, este tipo de adictos es premiado por la
sociedad muy habitualmente: con el éxito y la muerte.
La tendencia a trabajar en exceso, por
encima de los propios límites y necesidades personales, por
mera dependencia psicológica al trabajo, ha sido llamada
también "el dolor que otros aplauden".
En esta adicción aparece una creciente
compulsión a trabajar, dentro de la cual hay que aumentar la
dosis (horas de trabajo diarias) continuamente, para seguir
logrando el efecto estimulante de la actividad sobre el
estado de ánimo. Como resultado de esta adicción y de su
creciente consumo de trabajo, la vida de las personas
afectadas se torna cada vez más inmanejable.
El término "adicto al trabajo" o
"alcoholista del trabajo" se utilizan para describir a todas
las personas que hacen mucho: a quienes se apuran
continuamente, están siempre ocupados o realizan muchas
tareas permanentemente. Se trata de una adicción a la
acción, en el sentido más estricto de la palabra. El tipo de
acción puede variar y los adictos a veces parecen estar
quietos y aún descansando. En esos momentos, seguramente su
mente está trabajando a toda velocidad, resolviendo
problemas, imaginando planes y tareas, etc., etc., etc. El
tema y el lugar varían, la actitud es la misma.
Los mitos
Mito 1
"Los adictos al trabajo, trabajan todo el tiempo"
Respuesta:
Algunos adictos al trabajo, trabajan todo el tiempo. Otros
se pegan grandes "atracones de trabajo" y luego paran.
Algunos finalmente pueden ser verdaderos "anoréxicos del
trabajo". Lo que distingue al adicto al trabajo es el modo
en que trabaja y no la cantidad y constancia de su trabajo.
Un adicto comenta: "Si yo estuviese todo el tiempo
trabajando, mis amigos y mi familia no me lo permitirían. Es
mucho más retorcido. Yo estoy sentado frente al televisor y
pienso en mi trabajo. Estoy en el teatro, escuchando una
sinfonía, y planeo mentalmente mi próximo trabajo. Me
acuesto en mi cama y discuto mentalmente un problema con mi
socio. De este modo nadie me acusa y puedo mantener oculta
la droga que uso".
Mito 2
"La adicción al trabajo sólo afecta a los ejecutivos y a
los profesionales exitosos"
Respuesta:
Esta adicción afecta a todas las clases sociales y a las más
diversas orientaciones laborales. Los casos más corrientes
de adicción al trabajo se encuentran en las amas de casa.
Los ejecutivos y los profesionales adictos no se detienen a
descansar frente a ningún logro. Las amas de casa no
suspenden su accionar frente al nivel más alto posible de
brillo y orden a alcanzar.
Mito 3
"Nadie se ha muerto por
trabajar demasiado"
Respuesta:
Resulta más difícil detectar los efectos sobre el corazón y
el metabolismo del trabajo excesivo, porque estos adictos
suelen además regular sus dietas y ejercicios. Sin embargo,
muchos adictos al trabajo suelen padecer infartos y mueren a
causa de ellos. Muchos otros mueren en accidentes de
automóvil, donde son víctimas de su propio cansancio.
Es más, a la mayoría de ellos, no les interesa cuando se les
informa de esta alta probabilidad de morir a causa de su
alto nivel de autoexigencia. Si pudieran expresar lo que
sienten, dirían: "Prefiero morir trabajando".
Mito 4
"La adicción al trabajo de sus empleados, es beneficiosa
para las empresas"
Respuesta:
La mayoría de los adictos al trabajo son erráticos en su
actividad y cometen muchos yerros. Cuando no es así y logran
ser muy eficientes suelen enfermarse gravemente de todos
modos, a causa de su adicción. Por tal motivo, terminan
perjudicando la productividad. Cuando las empresas promueven
la adicción al trabajo entre sus empleados, actúan con un
criterio a muy corto plazo. Esta adicción, como cualquier
otra, no favorece a nadie.
Mito 5
"Se trata de una adicción
positiva"
Respuesta:
¿Quiénes piensan que es positivo? ¿la familia del adicto?
¿sus amigos cercanos? De ninguna manera. Todos ellos se
sienten abandonados y no atendidos en sus necesidades
afectivas y sociales. Todos ellos se sienten con mucho
resentimiento y tristeza, debido a la pérdida continua de un
ser querido.
Muchos directores de proyectos parecen estimular esta
adicción, al igual que los ideales laborales de la sociedad,
transmitidos (entre otros) por los medios de comunicación.
Quizá la adicción al trabajo sea el caso más resonante de
una forma de suicidio que recibe estímulo social.
Mito 6
"Los alcohólicos al trabajo son felices"
Respuesta:
No es cierto que "todos los que llegan al éxito son
felices". Los adictos al trabajo dicen que ellos se "sienten
felices cuando terminan con su trabajo".
La trampa: su trabajo nunca termina. "Feliz!", exclamó una
adicta al trabajo en recuperación, "En mi familia se podía
ser bueno, trabajador, productivo y generar orgullo en los
seres queridos. Nunca escuché la palabra feliz".
El perfil del adicto al
trabajo
Se puede resumir el perfil del adicto al
trabajo con cuatro características:
1. Adicciones múltiples:
No existe ningún adicto que tenga una sola adicción. En
particular, es común que la adicción al trabajo marche de la
mano con la compulsión a complacer a los otros, con una
extrema dificultad para decirles que no.
2. Negación:
Todas las adicciones se basan en la negación. La negación de
la adicción al trabajo es quizás la más compleja. Dada la
alta aprobación social que la conducta y sus consecuencias
tienen para el adicto, le resulta muy difícil a éste tomar
conciencia de su dificultad.
Los adictos al trabajo dicen: "Ya sé que
soy adicto al trabajo, pero podría tener una adicción mucho
peor" o "Seguro que soy un adicto al trabajo, pero mire los
beneficios que recibo..."
3. Autoestima desregulada:
Los adictos al trabajo tienen una autoestima devaluada o
hiperinflada. Presentan muchas dificultades para aceptarse
realmente como son... Están siempre realizando esfuerzos
denodados por rendir más de lo que podrían naturalmente.
Es que, por estar convencidos de que los
demás no podrán aceptarlos como son, los adictos al trabajo
están siempre tratando de aumentar sus logros.
4. Incapacidad para relajarse:
Los adictos al trabajo funcionan bien con la adrenalina muy
alta. Esta contínua descarga de adrenalina es una de las
causas de su dificultad para relajarse. Tienen siempre una
larga lista de tareas que necesitan ser realizadas. Dado que
el trabajo es su gatillador, siempre pueden encontrar a mano
una reserva con la que "estimularse" para segregar
adrenalina.
Como todas las adicciones, la adicción al
trabajo ataca nuestra integridad espiritual y nos lleva a la
quiebra de nuestra autonomía. Algunos adictos se
experimentan "fuera de sus propios cuerpos", mientras otros
llegan a sentirse "fuera de sus vidas". Porque su compulsión
es una forma de no vivir, que resulta apenas distinta de la
muerte.
Los adictos al trabajo saben que se están
suicidando y, sin embargo, continúan su accionar eficaz sin
detenerse.
Recursos para salir
1. Abstinencia
Dejar de trabajar por un tiempo es una opción. Esta medida
debe ser acompañada por un programa de recuperación teniendo
en cuenta la abstinencia. "Usé el primer mes para curarme
físicamente. El segundo para verme con más claridad y
examinar mis prioridades. Finalmente, en los últimos meses,
comencé a encontrar alternativas a mi manera de ser."
2. Control del gatillo
Se llama gatillo a las situaciones que desencadenan la
conducta adictiva. identificar estas situaciones ayuda a
controlar el desencadenamiento de la adicción repetida. El
gatillo puede ser la necesidad de jugar un rol clave, de
gustar a los otros, el no quedar excluido de la situación de
poder, etc. Este reconocimiento permite esquivar al
detonante antes que se desarrolle la conducta adictiva a
pleno. En esta fase del tratamiento, la psicoterapia
dinámica suele ser muy importante.
3. Programa diario de trabajo
Del mismo modo en que lo hacen aquellos que comen o beben en
exceso, estos adictos pueden encontrar que un programa
regulado de actividades constituye un plan adecuado al que
ajustarse. En las primeras etapas de la recuperación suelen
planearse sólo algunas horas; más adelante se programa el
día completo. El programa debe incluir número de horas
dedicadas al trabajo, a la recreación, a la familia,
descanso, juego, soledad, etc. Por lo común es útil que un
especialista o consejero ayude al adicto a evaluar si este
programa se está cumpliendo en forma satisfactoria.