Soltando las
heridas
Propósito:
Enseñar a las personas que ningún ser humano puede vivir con
amargura porque la amargura es veneno contra el alma y que el perdón
acarrea la sanidad de Dios en nuestra vida.
INTRODUCCION.
Ningún persona puede ser un mensajero de paz llevando amargura en su
corazón, porque la amargura es veneno para el alma. Y un mensajero
de paz, debe establecer la paz en su hogar, en su trabajo, en la
iglesia, en cualquier lado donde se encuentre. La amargura, puede
transformar completamente el carácter de una persona; habrá en él:
Dureza, severidad, rencor y odio, y por lo tanto, no será posible
que su rostro, su corazón, su alma, todo su ser, reflejen la paz de
Jesucristo. En vez de ser un mensajero de paz, será un mensajero de
la amargura.
El veneno de la amargura se manifiesta al hablar ya que el tema de
conversación será las ofensas y las heridas sufridas. La amargura
produce en la persona los deseos de venganza en contra de aquellos
considerados como los causantes y responsables de la herida. La raíz
de amargura se detecta, primeramente a través de lo que la persona
dice y luego, en sus actitudes y acciones. Un espíritu amargo es
difícil de tolerar, a menos que uno mismo lo posea. Entre amargados
te veas. Un amargado, atrae a otros amargados.
1. ¿CÓMO SE
ORIGINA LA AMARGURA?
Según el diccionario, la palabra amargura significa: Aflicción,
sinsabor, disgusto, pesadumbre, melancolía. Y se origina de la
siguiente manera: Se recibe una ofensa y no se perdona. Al no
perdonar, la ofensa se traduce en Ira. Posteriormente, la Ira se
traduce en resentimiento. Y el resentimiento da lugar a la amargura.
Sí la amargura no la eliminamos, le dará paso a la depresión. De
allí que la Biblia, como el manual de la vida, nos invita a perdonar
cuando hemos recibido una ofensa.
En una ocasión, el
apóstol Pedro, le preguntó a Jesús: ¿Cuántas veces perdonaré a mi
hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo
hasta siete, sino aún hasta 70 veces siete (Mateo 18: 21-22) El
apóstol San Pablo escribió en su epístola a los cristianos de feso,
lo siguiente: Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira,
gritería, calumnias y toda malicia. Más bien, sean bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios
los perdonó a ustedes en Cristo (Efesios 4:31-32)
Un comentario
adicional: De acuerdo con el mandato del apóstol, el vivir la vida
cristiana no consiste únicamente en observar una lista de
prohibiciones, sino también en cultivar virtudes positivas. En el
griego, la traducción mas acertada para la palabra sean es: Sigan
demostrando ser benignos o bondadosos. Misericordiosos, significa:
De corazón tierno. Perdónense mutuamente: La única manera de
perdonar es por medio del perdón que nosotros mismos hemos recibido
ya de Cristo. Sí hemos recibido el perdón, también debemos darlo a
los que nos ofenden.
La amargura deja en las personas una secuela de relaciones
destruidas. A la persona amargada le preocupa muy poco interrumpir
la amistad con una persona; así mismo, con frecuencia manifiesta
dureza y severidad. El precio de la amargura es muy alto, no hay
quien sobreviva a su veneno. Al estar encerrada en si misma, la
persona amargada es invadida por la soledad.
2. LAS
CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA.
La Biblia enseña que las relaciones interrumpidas provocan
obscuridad a la vida. El apóstol Juan escribió: Pero el que aborrece
a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a
donde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos (1 Juan 2:11)
El rechazo es una
forma de odio. Cuando una persona rompe una relación está eligiendo
odiar. Cuando hay odio, las tinieblas llegan y el rumbo se pierde.
Se pierde la perspectiva de la vida y todas las relaciones son
distorsionadas. Su juicio se vuelve defectuoso La ruptura de
relaciones lleva a la persona a ser insensible. Nadie puede
sobrellevar la carga de relaciones destruidas sin llegar a
endurecerse. La dureza empieza a invadir el alma. La persona se
vuelve inconsciente de las heridas que pueda estar causando a los
demás, a través de palabras, acciones y actitudes. La persona
encerrada en sí misma, la influyen sentimientos egocéntricos y no
considera los sentimientos y necesidades de otros. Este
endurecimiento del alma lleva a la persona a perder la capacidad de
sentir y el alma que no siente está muerta. La destrucción de
relaciones causa inmadurez. La madurez emocional se obtiene con base
en la interacción sana con otros individuos y se ve detenida u
obstaculizada en su desarrollo, cuando nos negamos a mantener
relaciones sanas.
En otras palabras,
una persona aislada, no madura. La amargura es veneno para el alma y
la consecuencia más grave es que nos separa de Dios. Esta
advertencia quedó clara de parte del autor de la epístola a los
Hebreos: Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de
Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella,
muchos sean contaminados (Hebreos 12:15).
Esta raíz de amargura no solo contamina a la persona que la lleva,
sino a todos aquellos que lo rodean.
3. SOLTANDO LAS
HERIDAS.
Un caso real para ilustrar: Pocas parejas podían disfrutar del
compañerismo y la amistad que Lupita y Juan le brindaban a José Luis
y a Elena. En estas dos parejas había identidad, amistad, amor,
cariño y comprensión. Disfrutaban al máximo las salidas,
compartiendo experiencias y diversiones en común. Durante el verano,
las dos parejas hacían planes para salir de vacaciones con sus hijos
y procuraban estar pendientes de las necesidades de unos y otros.
Lupita había trabajado muy duro durante los primeros años de su
matrimonio para ayudar a Juan, su esposo, a pagar sus estudios y
ahora ellos podían disfrutar de la comodidad económica por el buen
sueldo y la buena posición de Juan. Sus hijos vinieron a coronar esa
felicidad. La vida les sonreía y todo caminaba perfecto. Tenían una
buena casa, buenos autos, sus hijos iban a buenos colegios, etc.
Lupita cuidaba con frecuencia a los niños de José Luis y Elena,
debido a que ellos trabajaban hasta muy tarde en su oficina; por la
noche pasaban por ellos y aprovechaban para charlar y cultivar la
amistad.
Así pasaban los días
y las semanas y los meses hasta que, de pronto, aparecieron los
nubarrones en ambos hogares. Un buen día, Juan le pidió el divorcio
a Lupita, y a su vez, Elena a José Luis, anunciándoles que estaban
enamorados desde hacía un buen tiempo y que lo habían comprobado;
que ambos eran correspondidos; Que habían platicado en varias
ocasiones y habían acordado pedirles el divorcio a ella y a José
Luis para casarse. El divorcio se llevó a cabo y en un momento, los
dos hogares quedaron destruidos. Lupita y José Luis se quedaron con
los niños. Sus mejores amigos los habían traicionado y ambos
quedaron con una herida tan profunda que parecía nunca lo podrían
superar. La reacción natural de ambos fue buscar la venganza, llenos
de odio y amargura, pero Lupita, después de un tiempo de intenso
dolor, descubrió la libertad de vivir sin heridas ni resentimiento.
¿Cómo hubiéramos
reaccionado cada uno de nosotros ante una situación similar con
nuestra pareja? Seguramente de la misma manera: Con el odio y el
desprecio en primero lugar; el resentimiento y la amargura, después.
Antes de explicar lo
que hizo Lupita, quisiera repasar algunos versículos del Libro de
los Proverbios del Rey Salomón, capítulo 16: Con misericordia y
verdad, se corrige el pecado (Verso 6) Cuando los caminos del hombre
son agradables a Dios, aún a sus enemigos hace estar en paz con él
(Verso 7) Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la
caída la altivez de espíritu (Verso 18) Mejor es humillar el
espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios
(Verso 19) Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es
camino de muerte (Verso 25) En este capítulo, el Rey Salomón instó a
entender que la verdadera libertad es posible solo dentro de la
esfera de una vida centrada en Dios, para lo cual l nos creó. Por
contra, la esclavitud viene ineludiblemente a todo aquel que ignora
de verdad de Dios. La esclavitud llega cuando nos dejamos gobernar
por la rebeldía, el orgullo, la arrogancia, los pleitos, y los
conflictos maliciosos. Por todo esto, Jesús dejó estipulado que el
vino a darnos la libertad que todo ser humano necesita.
Tratar de resolver un asunto como éste a la luz de nuestros propios
conocimientos y recursos, resultará infructuoso, desgastante y
desconsolador. ¡No hay ser humano capaz de enfrentarse solo a una
situación tan difícil como el ejemplo y salir victorioso en todas
las áreas de la vida; solo con la ayuda y la dirección de Dios,
podremos salir victoriosos.
Lupita aprendió a
perdonar, José Luis, no. Lupita decidió acercarse a Dios, José Luis
culpó a Dios. Lupita vino a Jesús con un corazón humilde a pedir Su
ayuda; José Luis endureció su corazón y le reclamó a Dios, con
soberbia, como sí Dios tuviera la culpa de lo sucedido. Lupita
perdonó y el Señor la liberó de toda clase de resentimientos y
amargura. José Luis, amargó su vida con el deseo de venganza,
lacerando su corazón.
4. UN PASAJE
BIBLICO QUE NOS PUEDE AYUDAR. La continuación del pasaje que ya
mencionamos, cuando Pedro pregunta a Jesús hasta cuantas veces debe
perdonar, es el siguiente: Por eso, el reino de los cielos se parece
a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a
hacerlo, se le presentó uno que le debía muchos millones. Como aquel
funcionario no tenía con que pagar, el rey ordenó que lo vendieran
como esclavo, junto con su esposa, sus hijos y todo lo que tenía,
para que quedara pagada la deuda. El funcionario se arrodilló
delante del rey y le rogó: Tenga usted paciencia conmigo y se lo
pagaré todo. Y el rey tuvo compasión de él; así que le perdonó la
deuda y lo puso en libertad. Pero al salir, aquel funcionario se
encontró con un compañero suyo al que le debía una pequeña cantidad.
Lo agarró por el cuello y empezó a estrangularlo, diciéndole:
!Págame lo que me debes! El compañero, arrodillándose delante de él,
le rogó diciéndole: Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo.
Pero el otro no quiso, sino que lo hizo meter en la cárcel hasta que
le pagara la deuda. Esto dolió mucho a los otros funcionarios, que
fueron a contarle al rey todo lo sucedido. Entonces el rey lo mandó
llamar, y le dijo: !Malvado! Yo te perdoné toda aquella deuda porque
me lo rogaste. Pues tu también debiste tener compasión de tu
compañero, del modo que yo tuve compasión de ti. Y tanto se enojó el
rey que ordenó castigarlo hasta que pagara todo lo que debía. Y
Jesús añadió: Así hará también con ustedes mi Padre celestial, si
cada uno de ustedes no perdona de corazón a su hermano (Mateo
18:23-35)
En este pasaje hay
algunas palabras clave: Le perdonó la deuda y lo puso en libertad.
La palabra perdón en el griego, tiene un significado literal de
dejar ir, remitir, cancelar. La palabra libertad, en griego también
significa: Soltar, descargar a alguien de algo. Y estas palabras nos
llevan a los pasos que tenemos que dar para despojarnos de las
heridas, el resentimiento y la amargura:
Perdona las ofensas
recibidas. (Padre nuestro). El perdón libera al ofensor de todo lo
que debe. El amor cristiano manifestado, libera a la persona
ofendida del peso del dolor. El verdadero cristiano (hijo de Dios),
sabe que perdonar es la voluntad de Dios y sabe que sí lo pide, Dios
lo llenará de Su amor para que pueda compartirlo con el ofensor.
Cuando no perdonamos, liberamos la acción del tormento y comenzamos
a ser atormentados. El tormento es la amargura por no perdonar, el
resentimiento que nos azota, la falta de sueño, el odio, el
desajuste físico, y sobre todo, la falta de comunión con Dios.
Mientras nos mantengamos sujetos a las heridas que otros nos
causaron, permaneceremos sujetos al pasado. No tenemos la libertad
para vivir en el presente. La amargura del pasado, influye en las
relaciones del presente. Al retener el pecado de la otra persona,
nos hacemos semejantes a ella.
Libera o suelta a
la(s) persona(s) que te haya(n) ofendido de toda responsabilidad y
obligaciones de las que crees tener derecho. Al perdonar estamos
desatando al ofensor. Esta es la llave para tu libertad, de lo
contrario permanecerás atado a él. Cada que lo veas o te enfrentes
con él o sepas algo de él, el odio, el rencor y el resentimiento
aparecerán y estarás preso, atado a él y no tendrás la libertad que
todo ser humano necesita para ver la vida con esperanza y amor. Sí
no concedemos la libertad o soltamos al ofensor, estaremos frenando
la obra de Dios en nosotros porque no estamos listos para continuar
en el desarrollo de la vida cristiana. Estamos frenando a Dios, el
tampoco nos podrá conceder el perdón que necesitamos para sentir y
experimentar la verdadera libertad. Recuerda: ¡Libera y perdona a
quien te ha ofendido, y Dios te liberará de la herida! Sí no lo
haces, estarás preso en tu pecado.
Cuándo recibas una ofensa, ¡Decide perdonar y serás libre!
ORACION.
Gracias Señor porque tu perdona mis faltas, mis errores y mis
ofensas, ahora deseo perdonar a los que me han ofendido. Tú conoces
las heridas que ando cargando en mi corazón y como la amargura se ha
apoderado de mí: quiero y no puedo perdonar, necesito perdonar para
recibir tu perdón. En el nombre de Jesús te lo ruego. AMEN
Terapia del
olvido
1.- ¿ Qué es
olvidar y para que sirve ?
Olvidar es
una de las funciones naturales de la memoria, que sirve para
descargar de la conciencia, rutinas ya aprendidas, así como
el dolor que nos causamos al recordar, ciertas experiencias
penosas.
En el primer caso, esas experiencias se convierten en
aprendizaje automático para uso inconsciente, por ejemplo
cuando aprendemos a manejar un auto o una bicicleta o alguna
tabla aritmética. El conocimiento se convierte en parte
espontanea de uno.
En el segundo caso, nos abre la puerta del control y perdón
interno, a nosotros mismos. Por haber paralizado nuestra
evolución y oportunidades de vivir en paz y tranquilos.
Pudiendo tomar las cosas, como de quien vino y hasta reímos
de nuestra escasa sabiduría, y haber permitido guardar una
actitud de avinagrado resentimiento por tanto tiempo.
Recordar es volver a vivir y olvidar es recordar sin sentir.
Aunque esta afirmación, parezca poética, es una verdad muy
simple y práctica. Recién cuando olvidamos, podemos
controlar sin esfuerzo nuestras emociones y reacciones.
Entonces logramos conectarnos con nuestra gran capacidad
para perdonar que es muy grande, porque somos un espíritu
que mora en este cuerpo físico que sufre. Descubrirá que
perdonar nuestros errores es divino.
Y si el proverbio lo dice, será porque hay algo de cierto.
Solo así podremos volver a arriesgarnos, con fe y esperanza
en que si nos vuelve a pasar. Será muy distinta nuestra
actitud y no nos afectará.
Olvidar, también sirve para recuperar nuestra habilidad para
aprender, discriminar y seleccionar nuestras respuestas ante
situaciones futuras; para actuar con madurez, sabiduría,
altura y resignación frente a la adversidad. Aunque muchas
veces nos sorprenderemos de nuestras nuevas respuestas, sin
saber de donde las sacamos.
También sirve para perdonar nuestros errores, y darnos a
plenitud. Y el perdón empieza con uno mismo, sin culpas, sin
remordimientos sin sentirlo. Como quien dobla la esquina y
por extensión, podremos perdonar a otros sus agravios y
carencias de sabiduría. Recordemos la petición de Cristo a
su padre:
"Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen." Lo cual
nos enseña que muchos agravios son absolutamente carentes de
intención en primer plano. En el caso, los soldados
solamente obedecían ordenes, de quienes veían en el místico,
una figura que amenazaba a sus afanes de poder y de control
político, económico y religioso del pueblo judío.
Sin embargo, para poder perdonar; es preciso primero,
olvidar la emoción que acompaño a la experiencia dolorosa.
Tenga presente que no son los hechos los que nos hacen
sufrir, sino el significado que les dimos, como oímos y
vimos los acontecimientos. Eso es nuestra experiencia y esta
se puede cambiar, se puede aprender a no participar en ella.
Solo entonces su recordar será neutral, un contemplar a
distancia sin juzgar, sin criticar ni comparar o
compadecerse de uno mismo; sin pena, sin cólera, temor o
cualquier otra emoción. Entonces descubrirá la paz y
tranquilidad que tanto necesita. Cuando llega ese momento
Ud. sentirá la fuerza de su espíritu y le sorprenderá como
actúa, independientemente de sus convicciones religiosas.
Las tenga o no. Aunque sea ateo o agnóstico.
El humano mecanismo igual funciona en todos. Como lo
leeremos a continuación, en el desarrollo de las próximas
preguntas, líneas abajo. |
2.- ¿ Qué
queremos olvidar?
Hay momentos
en la vida en que queremos olvidar lo que nos paso.
Sobretodo cuando fuimos víctimas de una humillación, una
ofensa, la ingratitud de un abandono, una injusticia, una
traición o cuando sufrimos la separación o la perdida de un
ser querido. También queremos olvidar, lo que dijimos o
hicimos, que nos llena de vergüenza, confusión, culpa o
remordimiento. Si no he considerado lo que Ud. Quiere
olvidar, hágamelo saber. |
3.- ¿ Qué hace
doloroso el recuerdo ?
Cuando nos
reprochamos a nosotros mismos, se reaviva la emoción con que
recordamos la experiencia en el presente, así como las
reacciones corporales que acompañan a la emoción, por
ejemplo: tensiones musculares, opresión, palpitaciones,
sudoración, enrojecimiento, boca seca y otras emociones como
desasosiego, decepción, culpabilidad, impotencia,
indignación, cólera o resentimiento, siendo esta última la
más desapercibida, subterránea y clandestina de todas. Y la
que más daño hace; porque produce enfermedades crónicas:
como el asma, artritis, varices, hipertensión, alteraciones
del ciclo menstrual, abortos, algunos cánceres. Hernias
prolapsos. Hasta tendencias adictivas. Entre otras. |
4.- ¿ Cuándo
queremos olvidar ?
Cuando las
desagradables reacciones corporales de la emoción que
acompañan al recuerdo doloroso. Limitan nuestras relaciones
sociales, de pareja, estudio, trabajo o familia.
Como
consecuencia, de esta limitación, nos sentimos
desprotegidos, nos volvemos inseguros y faltos de confianza
para desenvolvernos. Nos sentimos observados y merecedores
de alguna critica o reproche. Particularmente, cuando la
reacción corporal se convierte en algo incontrolable como
enrojecer, transpirar, temblar o no poder hablar.
La única
solución que se nos ocurre, es evitar a como de lugar, el
desencadenante de nuestra tensión. Este desencadenante
muchas veces nos parece ilógico y absurdo, como es en el
caso de las fobias especificas: a los espacios cerrados, las
alturas, las aglomeraciones, a ciertos animales o las otras.
Las fobias sociales cuyo centro es sentirse observado y
criticado. En ambas la fuerza de nuestra convicción, de
estar ante una situación amenazante, supera a nuestra fría
razón. Que no nos tranquiliza. Y no hay edad para dejar de
sufrirlas. |
5.- ¿ Cuándo
dañan los recuerdos ?
Cuando a
partir de una experiencia dolorosa, "generalizamos" sus
alcances y decidimos. Si me paso una vez, siempre me
sucederá y no estoy dispuesto a soportarlo. Entonces
queremos controlar, que en el futuro vuelva a suceder y "nos
anticipamos" con frases que empiezan así: Y si de repente:
…… (me sonrojo; transpiro; me engañan; juegan otra vez con
mis sentimientos; me da la crisis; me muero asfixiado, del
corazón ó de un derrame; paso la vergüenza de…, hago el
ridículo, y otras tantas más.)
La solución
inmediata es " evitar " y así sin cuenta darnos, recortamos
nuestra existencia. Nuestro futuro se torna obscuro y
sombrío. Ya que se limitan las posibilidades de realizarnos
socialmente, encontrar una pareja, lograr un buen empleo ó
seguir estudiando. Muchas veces, la limitación se debe a
alguna enfermedad física, algún dolor, o una perturbación de
nuestra función sexual. |
6.- ¿ Qué pasa
cuando no olvidamos ?
Nos volvemos
intolerantes maledicientes y resentidos, renegamos de
nuestra suerte, nos sentimos víctimas de los otros.
Acumulamos culpas, cóleras y amarguras; nos deprimimos, ya
que vivimos insatisfechos y disconformes; impedidos de
encontrar paz, tranquilidad y perdón. Nos mal acompañamos
por dentro y aunque estemos rodeados de gente, nos sentimos
profundamente solitarios. Lo peor de todo, es que
envejecemos más temprano. Aún siendo jóvenes todavía.
Envejecemos -es oportuno saberlo- cuando creemos que ya lo
sabemos todo y que no hay nada nuevo que aprender en esta
vida.
En suma, todo
esto nos impide crecer en nuestra espiritualidad,
solidaridad, amor y otros valores elevados; indispensables
para ser amables compañeros de ruta como amigos, padres o
cónyuges; tanto como para trabajar con alegría, creatividad
y gratitud por esta tierra que nos vio nacer. |
7.- ¿ Cómo
hacemos para no olvidar ?
Cuando algo
desagradable nos sucede, la cúspide del hecho ingrato dura
segundos, a veces minutos. Sin embargo, los minutos, horas,
días y años que escuchamos en nuestro interior, la
interpretación que dimos al hecho. Nos hace volver a sentir
y a actuar lo vivido, como si recién hubiera pasado. Cada
día que pasa, fijamos más el recuerdo y muchas veces lo
amplificamos. Imaginando lo que dirán de nosotros, nuestros
conocidos si se enterarán o caemos en la trampa de la
comparación, con otros o con nosotros mismos, cuando en el
pasado vivíamos tiempos felices. De esta manera, sin darnos
cuenta, rumiamos nuestros resentimientos. Y enfermamos más.
Otras veces, buscando consuelo, comprensión o exculparnos
contamos a gentes inexpertas nuestro drama, con lo cual, sin
saberlo, lo fijamos más.
Por otra parte, frecuentemente sucede, que cuando guardamos
nuestro drama en secreto, tenemos la sensación de que los
demás lo notan, que hasta lo leen en nuestra mirada o
gestos. Entonces luchamos por ocultarlo y no trascienda, y
esa lucha nos debilita aún más y contribuye a encerrarnos en
la experiencia del pasado. Y es así como hacemos para no
olvidar.
|
8.- ¿ Cómo
guarda el cerebro los recuerdos ?
Independientemente de su contenido. El cerebro archiva la
información en "procesos". Un proceso es una secuencia, algo
así como los pasos de una receta. Llegando a identificarse,
que "las emociones" que dan sentido a la concepción del
mundo personal del sujeto, se guardan en sistemas de
representación sensorial . Mientras que la calidad con que
calificamos a la experiencia de grata o ingrata, se fija con
palabras, es decir en sistemas de representación verbal . Lo
cual, ya es técnico y requiere de un entrenamiento personal
para borrarlos de nuestro cerebro. |
9.- ¿ Cómo hace
el cerebro para olvidar los recuerdos que
lastiman ?
Los recuerdos
frescos o no borrados, son grabados como una película en
colores, de la que somos protagonista. A medida que
olvidamos, la película se torna en blanco y negro, nos
convertimos en observadores, las escenas se desenfocan y
tomamos distancia, de nuestra manera como calificamos lo
vivido. Y así llega un momento, en que contemplamos la
experiencia. Dejamos de participar en ella y ya no la
sentimos. El tiempo para olvidar es muy personal y es
involuntario. Sin embargo, se puede acelerar el proceso del
olvido. |
10.- ¿ Cómo
podemos acelerar el tiempo de olvido ?
Enseñándole a
modificar su película personal. No es importante que cuente
el contenido de su película sino como aparece en su memoria.
En ese espacio virtual de lo "imaginario" y que se guarda en
nuestros archivos de memoria. Ese espacio virtual es una
realidad inmediata. Verifíquelo ahora. Desplácese a otro
ambiente físico. Cierre los ojos y recuerde lo que acaba de
leer. No solo lo vera, también oirá sus propios pensamientos
como comentarios sobre lo que leyó y los ruidos que
acompañaron a la experiencia de leerme.
Solo requiere relajarse, confiar en dejarse guiar y jugar a
"Cómo seria si distorsionara mi recuerdo y dejara de
participar en el como me lo pide este Dr." Todas las
intervenciones, están encaminadas a propiciar ese olvido de
alguna parte de su experiencia, para lograr cambiar su
historia personal.
No se pueden cambiar los hechos, pero si su experiencia de
ellos. Es decir, como los interpreto, como oyó y como vio lo
que sucedió. Descubrirá como liberarse del recuerdo que
lastima y limita. |
Haciendo las paces con el pasado
"Nunca antes había sentido un dolor
tan tremendo", dice Arlene Locicero. En 1993 Arlene y su esposo Jack
perdieron a su hija Amy, de 27 años, en una tragedia que captó la
atención de toda la prensa. Seis pasajeros muertos y otros heridos,
al regresar a sus hogares después del trabajo, en el comúnmente
apacible tren suburbano de Long Island, Nueva York.
La familia decidió donar los órganos
de Amy. Se han mantenido en contacto con las familias de las otras
víctimas. Y hasta rezan por el asesino.
Y cuando llegó el primer Domingo de
Pascua sin Amy, la Sra. Locicero recordó el día santo, que es
"acerca de sobreponernos a la muerte, de celebrar la resurrección, y
a comenzar de nuevo".
El asesinato de un ser querido es
terrible. Pero infortunios más comunes como una grave enfermedad, un
divorcio o un desastre causado por la naturaleza pueden también
provocar un gran sufrimiento.
Las personas que han sufrido un daño
muy doloroso÷o que han causado dolor a otros y ahora se sienten
culpables se dan cuenta de que hacer las paces con el pasado es un
verdadero desafío. Sin embargo es algo que debemos enfrentar, si
queremos vivir cada día en toda su plenitud, como Dios lo espera.
Albert Haase, declara, "Muchos
afirman que arrastrar el pasado no tiene sentido y es una pérdida de
tiempo sobre cosas que es mejor olvidar".
"Pero las heridas emocionales son
como las heridas físicas. Si no se las cura, si se las abandona, se
infectan. La herida debe traerse a la luz y ser tratada. Albert
Haase habla por propia experiencia. Después del suicidio de su
padre, ambos lados de la familia no se hablaron durante años, hasta
que finalmente se reconciliaron.
Que la paz de Cristo reine en
sus corazones;
ustedes fueron llamados a encontrarla·"
Colosenses 3:15
El desafío del
perdón
Puede usted perdonar? Puede perdonar
al hijo desagradecido, al amigo que traiciona la confianza, al
vecino que desparrama chismes dañinos? Pueden perdonar los esposos,
que se critican constantement el uno al otro frente a los demás?
Perdonar no es fácil. Perdonar es
"dar cuando uno todavía está lastimado, y sangrando por dentro",
dice la escritora y teóloga Doris Donnelly. Y agrega, "enfrentar los
sentimientos lastimados ayuda, confiando en el Señor·y en que cuando
uno llegue al fondo será bendecido con el don del perdón".
"Preocúpese, no por lo que intentó
y fracasó,
sino por todo lo que aún le es posible hacer".
|
En la práctica de su profesión, el
psiquiatra Leonard Felder encuentra que "muchos esposos y esposas
tienen dificultad en saber cuándo y cómo disculparse". Sin embargo,
el Dr. Felder piensa que el perdón es posible en la mayoría de las
relaciones. Y nos cuenta de una pareja con 10 años de matrimonio y
dos hijos. Hace tres años atrás la esposa se enteró de que su marido
tenía relaciones con su ex-secretaria. El le pidió a su esposa que
lo perdonara, y prometió serle fiel.
La esposa aún está resentida, pero
están haciendo un esfuerzo para comunicarse y recuperar la
confianza, y tratar de resolver los problemas. "Ahora que lo veo
tomando nuestro matrimonio, y a nuestros hijos, en serio, me siento
mejor perdonándolo".
Pero el Dr. Felder también nota que
"en algunos matrimonios es inapropiado, y hasta peligroso, perdonar
ciertos tipos de comportamientos crónicos y dañinos. Si uno de los
dos es abusivo ö emocional o físicamente ö quizás usted necesite la
ayuda de un consejero o de alguna organización de ayuda a la
familia".
Y por otra parte, en algunas
situaciones, hacer las paces no significa "confesarlo todo" si es
que va a lastimar aún más. Se necesita usar buen juicio, y quizás
hasta asesoramiento competente.
Si ustedes perdonan las
ofensas de los hombres, también
el Padre celestial los perdonará
Mateo 6:14
Miremos hacia
adelante
Cada ser humano lucha con los
problemas de la vida a su manera. Sin embargo, no hay nadie que no
aprenda de la experiencia de los demás. Veamos cómo algunos hacen lo
mejor posible para encontrar la paz del Señor.
Enfoque hacia el futuro
En su primer año de universidad,
Shawn Huff recibió un premio que se da a deportistas que han vencido
la adversidad. Shawn había recorrido un largo camino desde su
infancia dañada con abuso físico y emocional, que lo dejaron con un
ojo artificial, parcialmente sordo y lleno de una rabia que muchas
veces lo llevó al desenfreno.
Separado de su madre alcohólica,
cuando Shawn era un bebé, fue enviado a tres familias temporarias
consecutivamente, que resultaron ser terriblemente abusivas. Hasta
que finalmente una familia muy cariñosa lo adoptó.
Shawn se preguntó muchas veces, "Por
qué me tuvo que pasar esto a mí?" Pero dice que también pensó, "Por
qué fui adoptado por una familia tan maravillosa?" "Y en mi mente,
la respuesta fue: Dios me condujo a través de todo esto, para que
pudiera ayudar a otros con mi experiencia". Y, precisamente, ya
comenzó dando charlas sobre el abuso a niños, y también dedicando
tiempo a jóvenes con necesidades especiales.
Comparta con los demás
Nita Pippins ha trabajado como
voluntaria en Miracle House (La Casa del Milagro) en
Manhattan desde que abrieron las puertas en 1991. Esta organización
alquila apartamentos económicos a personas de afuera de Nueva York,
que son familiares de enfermos de SIDA. "Tratamos de hacerles la
estadía lo más placentera posible", dice Nita Pippins. "Es un lugar
donde la gente que los rodea tiene problemas similares".
Ella sabe bien cuán importante puede
ser una cara amistosa al recién llegado a una gran ciudad. Hace unos
pocos años atrás, ella recién llegaba a Nueva York, para atender a
su hijo que luego falleció de SIDA.
Diga "No" a lo negativo
Muchos deportistas profesionales
juegan con dolor en el cuerpo, y conocen el riesgo que las heridas
representan en sus carreras profesionales. Y saben también de la
importancia que tiene una actitud positiva. Y eso Don Mattingly lo
sabe muy bien. Después de varias lesiones, una herida más lo dejó
incapacitado, sin embargo el magnífico jugador de béisbol de los New
York Yankees se recuperó y su actitud positiva permaneció intacta.
"Todo es nuevo", afirma Mattingly.
"Todo es nuevo. El año pasado ya pasó debo enfrentar el desafío de
cada día. Si uno se deja estar en el pasado, pues está derrotado".
"La vida está sembrada con muchas
espinas, y sé que no hay más remedio que atravezarlas lo más
rápido posible. Cuanto más nos detenemos en nuestros
infortunios,
mayor es el daño que nos hace."
|
Vaya más allá de la amargura
Cuando sus padres se divorciaron,
Erin Feenstra de 15 años de edad se apoyó en otras personas. Y
recibió ayuda especial de un consejero de su parroquia, quien la
escuchó y rezó con los demás adolescentes.
"La oración que más recuerdo es la
que pedía por mi corazón ö que se cure y que no guarde rencor contra
los padres".
Seamos lo mejor que
podamos ser
Shenikwa Cox parecía que lo tenía
todo: padres cariñosos, talento como bailarina clásica, belleza
reconocida en concursos, y la inteligencia para haber sido aceptada
en la facultad de derecho. Pero en el verano de 1983, cuando iba en
el auto que manejaba una amiga, tuvieron un terrible accidente. Su
columna vertebral fue quebrada y Shenikwa quedó paralizada.
"Terrible como fue el accidente,
físicamente", dice Shenikwa, "fue aún más doloroso emocionalmente".
Su novio de mucho tiempo la dejó, y la joven se apartó de todas las
cosas que le traían recuerdos de un pasado feliz.
Pero al final decidió que "si debo
estar en esta silla de ruedas, voy a ser la mejor persona que pueda
ser". Aprendió a manejar un auto con controles manuales y completó
su carrera de leyes. Y en 1990 se casó.
"Finalmente estoy en paz", dice
Shenikwa Cox. "Aprendí que, sí, es posible encontrar nuevos sueños,
cuando los anteriores han desaparecido. Tengo algunos recuerdos
maravillosos, pero estoy agradecida por vivir en la realidad de
hoy".
Nos vienen pruebas de toda
clase, pero no nos desanimamos. Andamos con graves preocupaciones,
pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados,
pero no aplastados.
2-Corintios 4:8-9
Asuma la responsabilidad
"Es sólo cuando tomamos conciencia
del correr del tiempo que las consecuencias de nuestras acciones÷sea
consumiendo drogas o abandonando los estudios÷toman una nueva
perspectiva", dice Lynn V. Cheney en La Importancia de las
Historias (The Importance of Stories). "Es sólo cuando
adquirimos una perspectiva de nuestra vida que los verdaderos
motivos entran en juego".
Jacobo Martinez está de acuerdo. De
24 años de edad y en prisión, creció en una familia de drogadictos y
alcohólicos. Y él mismo se tornó en drogadicto.
"Un muchacho en la escuela me
presentó a traficantes de drogas, y me enseñó cómo conseguir dinero
para comprar drogas. Sin pensar en las consecuencias, empecé a robar
en las casas y luego con armas de fuego. Recién cuando fui
encarcelado, por homicidio involuntario, es que me detuve a pensar
en la destrucción y el dolor, y vi que no había hecho nada con mi
vida".
Actualmente, Jacobo Martinez asiste a
las reuniones de Alcohólicos Anónimos y Drogadictos Anónimos.
Participa activamente en el apostolado de la prisión, toma clases, y
sirve como tutor a otros detenidos. Y, lo más importante, dice
Jacobo, "Tengo presente las consecuencias. Pienso antes de actuar.
Los drogadictos primero actúan, y luego piensan".
Si confesamos nuestros
pecados, él, por ser fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados, y
nos limpiará de toda maldad.
1 Juan 1:9
Haga las paces con
usted mismo
"La psicología me dió las
herramientas necesarias para sanar mi psiquis herida, pero el
cristianismo me dio una razón para atravezar el dolor y la lucha",
escribe Philip St. Romain en la revista Liguorian.
Dice que la psicología enseña la
importancia del valor de sí mismo y del amor por sí mismo, los
cuales refuerzan el mensaje espiritual de amar a Dios y al prójimo
como a sí mismo.
Dice St. Romain, "Me dí cuenta de que
el amor por mí mismo era una forma de agradecer a Dios por la vida
que me dio. ÀCómo puedo rechazarme a mí mismo, si un Dios bueno y
lleno de amor me ha creado?" Un mensaje que mucha gente necesita oír.
Cuando Sarah tenía 24 años, y era
madre de tres niños, quedó embarazada una vez más. Pero esta vez,
confiando en que salvaría su matrimonio en problemas, se hizo un
aborto. Y durante los siguientes diez años, vivió con vergüenza y
temor de Dios. Hasta que finalmente se decidió a buscar ayuda
profesional.
Sarah fue referida al Rolando Rivard,
consejero de un programa que ayuda a mujeres angustiadas después de
un aborto. "Lo primero que le dije fue lo que ocurrió y lo que pasé.
Y cómo sentía que Dios me estaba castigando, y lo primero que
Rolando Rivard me dijo fue, ÎSarah, usted necesita perdonarse a sí
misma. Dios ya la perdonó hace tiempo".
"No veo un viaje de regreso, a
través del mar del tiempo. Siempre empujaré hacia adelante.
Creo que la intención de Dios es que el presente sea mejor
que el pasado,
y que el futuro sea mejor que el presente".
|
La vida de cada ser humano tiene su
porción de dolor. Pero no es necesario acarrear, solos, cargas
emocionales y espirituales por el resto de nuestras vidas. Trátese a
sí mismo con delicadeza y respeto. Apóyese en un Dios lleno de amor,
para recibir valor y confianza. Busque compartir con los
demás÷encuentre a alguien que lo escuche, y a alguien a quien usted
pueda escuchar.
Todos los días, la gente hace las
paces con el pasado, consigo mismos, y con los demás. A través de la
gracia de Dios, y de sus propios esfuerzos, usted puede conocer el
regocijo de hoy y la esperanza del mañana.
Tranquila y en silencio he
mantenido mi alma, como un niño en los brazos de su madre. Como un
niño que han alimentado, así esta mi alma en mí.
Espera en el Señor, ahora y por siemre.
Salmo 131:2,3 |