Breves definiciones de
la codependencia
La codependencia puede ser definida como una enfermedad,
cuya característica principal es la falta de identidad
propia. El codependiente pierde la conexión con lo que
siente, necesita y desea. Si es dulce y agradable aunque no
lo sienta, es porque busca aceptación. Cree que su valor
como persona depende de la opinión de los demás. Da más
importancia a los demás que a sí mismo. Se crea un yo falso,
pues en realidad no está consciente de quién es y está tan
desconectado de sus propios sentimientos, que asume la
responsabilidad por las acciones de los demás. Se avergüenza
por lo que hacen otras personas y toma las cosas de una
manera personal. Invierte una enorme cantidad de energías en
mantener una imagen o un estatus para impresionar porque su
autoestima es muy baja, ya que depende del valor que los
demás le otorgan.
La codependencia se origina en las familias
disfuncionales y convierte a los miembros de esas familias
en personas hiper-vigilantes. Al estar el ambiente familiar
tan lleno de estrés debido a la violencia, la adicción al
alcohol o a las drogas, las enfermedades emocionales de sus
miembros etc; la persona codependiente enfoca su atención
hacia su entorno para defenderse de algún peligro real o
imaginario. El estado de alerta es una defensa de nuestros
cuerpos, algo temporal que nos ayuda a defendernos en
momentos de peligro. Pero cuando ese estado se vuelve
crónico, la persona pierde el contacto con sus reacciones
internas, ya que todo el tiempo su atencion está afuera de
sí misma.
Los niños necesitan seguridad y tener modelos saludables
para imitar, para poder entender sus propias sensaciones
internas. También necesitan aprender a separar los
sentimientos de los pensamientos y a generar autoestima
ellos mismos desde su interior. Si el niño pierde el
contacto con sus sentimientos, tratará de llenar sus
necesidades con estímulos externos y se convertirá en un
adulto codependiente.
Nota: Basado en informacion tomada del libro "Homecoming"
de John Bradshaw.
Todo tipo de pseudo-amor es destructivo;
uno de ellos es la codependencia.
Cuando una persona vive su vida a través de los demás y a
costa de sus legítimas necesidades, va más allá de lo que
exige el verdadero amor. Se quema hasta el punto de no
quedar ya nada de ella.
Parece un noble empeño ayudar a otras personas que se
están autodestruyendo, como en el caso de las esposas o
novias de los alcohólicos o adictos a la droga, al juego o
al sexo. Sin embargo, olvidamos ayudar a los codependientes.
Todo amor que no produce paz, sino angustia o culpa, está
contaminado de codependencia. Ese tipo de amor patológico,
de obsesión, es sumamente destructivo. Al no producir paz
interior ni crecimiento espiritual, no lleva a la felicidad.
La codependencia crea amargura, angustia, enojo y
culpabilidad irracional. El fruto del amor debe ser la paz y
la alegría. Si no es así, algo anda mal. Somos imagen y
templo de Dios. No debemos albergar en nuestro corazón ni
angustia ni ninguna otra emoción dañina.
La codependencia nace de un hambre malsana de amor,
quizás provocada por un ambiente familiar en que uno no se
sentía amado. Se puede tener un hambre tan desordenada de
amor, que nos impida dejar una relación humana negativa.
El dolor en la codependencia es mayor que el amor que se
recibe. Hay que tratar de mantener una relación sólo hasta
donde debamos y podamos. Debemos procurar mantenernos en la
línea del quinto mandamiento de la Ley de Dios. Si una
relación humana resulta perjudicial para la salud física,
moral o espiritual, hay que cortar. La misma Iglesia
Católica permite la separación de los casados cuando la vida
en común se hace intolerable.
Una de las características de la persona codependiente es
que no confía en la otra persona a la que trata de influir.
Esto lo demuestra persiguiéndola, tratando de controlarla,
diciéndole lo que tiene que hacer, etc.
La sobreprotección, signo de codependencia, a veces nace
de la situación de una madre que ha perdido a su esposo. Hay
madres que usan a sus hijos para llenar un vacío.
El codependiente no sabe quién es, lo que siente, cuáles
son sus necesidades; vive como un ser vacío.
El verdadero amor promueve el crecimiento mutuo. El fin
de todo ser humano no es complacer siempre a otro o ser lo
que el otro espera de uno, sino ser el reflejo de Dios para
los demás: lo que Dios le creó para ser.
La codependencia aparenta ser amor, pero es egoísmo,
mutua destrucción, miedo, control, relación condicionada:
"Te amo si cambias"; "Si no haces lo que digo, te recrimino,
te persigo, me siento tu víctima." En la codependencia hay
una gran cantidad de manipulación. Es una relación
descontrolada: hagamos todo lo que sea para que esa persona
se acomode a mí.
En momentos de frustración, la codependencia es abusiva o
de tremenda tolerancia del abuso. La persona codependiente
permite tanto que no reconoce el abuso cuando lo sufre. Ha
llegado a tener una autoestima tan baja, que ya no se da
cuenta de que están abusando de ella.
El codependiente necesita dar continuamente para no
sufrir culpabilidad, ansiedad, enojo, miedo, etc. Necesita
dar, sentirse necesario para tener autoestima. Está dominado
por sentimientos enfermizos y no por la razón.
El amor humano debe ajustarse a la razón. Los
codependientes se dejan llevar solamente por sus
sentimientos. Su autoestima depende del comportamiento o
reacción de los demás.
El codependiente debe recibir ayuda profesional y
espiritual. Debe amarse ordenadamente a sí mismo, atendiendo
a sus necesidades básicas.
Nota: Estos apuntes son de la charla de la Dra. Doris
Amaya, psicóloga en la práctica privada en Miami y experta
en adicciones y codependencia. Dicha charla fue dada durante
un retiro de la Arquidiócesis de Miami, que tuvo lugar en
dicha ciudad febrero ll de l996.
"La codependencia es una condición específica que se
caracteriza por una preocupación y una dependencia excesivas
(emocional, social y a veces física), de una persona, lugar
u objeto. Eventualmente el depender tanto de otra persona se
convierte en una condición patológica que afecta al
codependiente en sus relaciones con todas las demás
personas.
"El codependiente tiene su propio estilo de vida y su
modo de relacionarse con los demás debido a su baja
autoestima. Se enfoca siempre en los demás y no en sí mismo.
La persona codependiente no sabe divertirse porque toma la
vida demasiado en serio. Se le dificulta llegar a tener
intimidad con otras personas porque teme ser herida por
ellas. Necesita desesperadamente la aprobación de los demás
y por ello busca complacer a todo el mundo. Siente ansiedad
cuando tiene que tomar decisiones porque teme equivocarse.
Niega sus propios sentimientos."
(Extractado
del libro "Choicemaking" de Sharon Wescheider Cruse.)
La codependencia:
Un problema familiar
El noventa y seis por ciento
de la población es codependiente. Sharon Wescheider-Cruce,
una especialista en el estudio y tratamiento de la
codependencia, define como codependientes a todas las
personas quienes 1) están enamorados o están casados con un
alcohólico, 2) tienen un padre alcohólico o un abuelo
alcohólico, o 3) crecieron en familias reprimidas. Como la
adicción, la codependencia es una enfermedad porque tiene un
inicio, un curso de desarrollo con síntomas definidos y un
fin, el mismo criterio que los médicos usan para definir una
enfermedad.[Anne Wilson Schaef, When Society Becomes An
Addict (Cuando la Sociedad Llega a Ser Adicta)]
Dado que el primer paso para
salir de una enfermedad es reconocerla, proponemos una serie
de preguntas recopiladas de varios cuestionarios usados en
el tratamiento de la codependencia.
Responde al cuestionario con
sí ó no.
- ¿Te comprometes
demasiado?
- ¿Te ves forzado
a ayudar a otros a resolver sus problemas? (Por ejemplo,
¿ofreces consejos que no te piden?).
- ¿Te sientes
demasiado responsable de los sentimientos, pensamientos,
acciones, necesidades y bienestar de otros?.
- ¿Te
enorgulleces de crear calma en una situación caótica?
- ¿Tratas de
complacer a otros y nunca a ti mismo?
- ¿Te cuesta
trabajo expresar tus sentimientos?
- ¿Tienes
dificultad en completar un proyecto? (llevarlo a cabo de
principio a fin)
- ¿Tienes
dificultad para divertirte?
- ¿Creciste en
medio de demasiados "deberías"?
- ¿Tiendes a
ignorar problemas y pretendes que no existen?
- ¿Creciste en
una familia problemática, reprimida, químicamente
dependiente o disfuncional?
- ¿Sientes que si
no eres productivo no vales?
- ¿Te sientes
incómodo cuando te alaban?
- ¿Te sientes
atrapado en las relaciones?
- ¿Quisieras
tener más tiempo para ejercicios, aficiones o deportes?
- ¿Dices muy
seguido que ya no tolerarás más ciertas conductas de
otras personas?
- ¿Te sientes a
menudo "loco" y ya no sabes qué es ser "normal".
- ¿Te sientes muy
ansioso por un cambio o promoción en el trabajo?
- ¿Mientes o
exageras, cuando sería igual de fácil decir la verdad?
- ¿Buscas
constante aprobación y afirmación?
- ¿Tienes miedo
de tu propia ira?
- ¿Buscas
personas necesitadas para ayudarlas?
- ¿Tratas de
guardar tus sentimientos para ti mismo y poner buena
cara?
- Cuando tienes
pereza, ¿te excusas?
- ¿Llegas siempre
tarde a las citas, reuniones, etcétera?
- ¿Te sientes
cansado y sin energía?
- ¿Sientes que si
no te llevas bien con tu superior, es por tu culpa?
- ¿Te disgusta
tomar cualquier riesgo?
- ¿Tiendes a
gastar el dinero compulsivamente, comer más de lo
debido, tomar tranquilizantes, fumar, trabajar en
exceso, o beber demasiado?
- ¿Has perdido
interés en el sexo?
- ¿Tienes
frecuentes problemas médicos con colitis, úlceras,
hipertensión, asma, dolores de cabeza o de espalda?
- ¿Te accidentas
frecuentemente?
- ¿Tienes miedo
al abandono, a la soledad, al rechazo?
- ¿Tiendes a
menospreciar los problemas, a racionalizarlos y
frecuentemente dices, "sí, pero..."?
- ¿Te encuentras
frecuentemente culpando a otros?
Si tu calificación es mayor
de cinco respuestas afirmativas, puedes considerarte una
persona codependiente.[María Esther Barnetche de Castillo,
Elia María Barnetche de Maqueo, Tesha Prieto de Martínez
Báez, Quiero Ser Libre, Manual de Trabajo, 28-29]
En la práctica soy
codependiente cuando yo pienso que soy responsable de los
pensamientos, los sentimientos y las acciones del otro, y
pienso que el otro es responsable de mis pensamientos, mis
sentimientos, y mis acciones. Hay cierta confusión o mezcla
de identidades en una relación codependiente. Un
codependiente no sabe dónde termina él, y dónde empieza la
otra persona.
Quizá es más fácil ver las
conductas de codependencia con ejemplos de la familia
alcohólica. Sharon Wegscheider-Cruce identifica varios
papeles de la familia alcohólica en que los familiares se
relacionan de una manera codependiente. Los papeles son: el
dependiente químico (el alcohólico o adicto), el
codependiente primario, el héroe, el escapista
u oveja negra, el niño perdido y el payaso
o mascota.[Sharon Wegscheider, Another Chance, Hope
and Help for the Alcoholic Family (Otra Oportunidad,
Esperanza y Salud para la Familia Alcohólica), 85]
El alcohólico ha perdido el
control de su manera de beber y sufre del caos y desorden
producidos por su adicción. Él vive en una trampa de
negación de sus sentimientos verdaderos de soledad,
vergüenza y culpa. La trampa es un ciclo vicioso de
compulsión y negación. La toma compulsivamente para salir
del dolor de su vida y sólo encuentra las consecuencias
dolorosas de su manera de beber. Ahora en su vida, lo que
era una solución es un problema. Él depende del alcohol,
pero también depende del codependiente para cuidarlo, para
hacerse responsable de él. No existe un alcohólico sin un
codependiente o una serie de codependientes.
Los codependientes primarios
son las personas más cercanas al alcohólico, como esposos o
padres. Para nuestra discusión del tema, vamos a utilizar el
modelo clásico en que el alcohólico es el esposo y la mujer
es la codependiente. (El alcoholismo de las mujeres es un
gran problema en nuestra sociedad pero la negación de este
problema es grande también). Como codependiente, ella se
siente responsable de todo, hasta del mismo alcoholismo de
su esposo. Una conducta clásica de la codependencia se ve
cuando ella justifica las acciones de su marido, dando
excusas por él a otros para ocultar o evitar las
consecuencias del alcoholismo. Frecuentemente ella piensa,
"si yo fuera mejor esposa, mejor cocinera, mejor ama de casa
o mejor madre, él no tendría la necesidad de tomar y
seríamos una familia feliz." Ella trata de controlarlo a él
y a los demás compulsivamente. Así ella muestra su adicción
al alcohólico y sus problemas.[Anne Wilson Schaef, When
Society Becomes An Addict, 29] (Véase la definición de la
codependencia, p. 13) Por pena, ella no comparte su
situación, ni sus sentimientos verdaderos de enojo,
incapacidad y culpa con casi nadie y se siente aislada. De
esta manera la negación del problema familiar continúa.
Podemos ver que el
alcoholismo y la codependencia son la misma enfermedad.
Ambos, como cualquier proceso de adicción, comparten las
mismas características de negación, obsesión, compulsión y
pérdida de control. (El codependiente mantiene una ilusión
de control, pero su vida es ingobernable).
Los niños participan en la
enfermedad familiar de adicción también. Ellos adoptan
papeles diferentes para sobrevivir en una situación de caos.
El héroe es generalmente el papel del hijo mayor de la
familia. El héroe o heroína es el niño o la niña más
responsable y actúa como el segundo papá o la segunda mamá
de los otros niños. El héroe trata de lograr la aprobación
de otros, especialmente la de los adultos. Casi siempre
ellos pueden lograr muchas cosas en diversas actividades.
Pueden ser líderes en la escuela y la iglesia; son buenos
estudiantes y buenos trabajadores. La psicología
inconsciente del héroe es: si soy bueno, mi familia no puede
ser tan mala y posiblemente pueda mejorar. De esta manera el
héroe es codependiente también porque piensa que su conducta
puede cambiar la conducta del otro.
El papel del segundo hijo
generalmente es el de la oveja negra o el escapista. Este
niño ha aprendido que la atención negativa es más fácil de
lograr que la atención positiva. La oveja negra está metida
en problemas con la familia, la escuela y posiblemente con
la ley. Este niño experimenta con el alcohol o las drogas
muy temprano en su vida o puede tener un embarazo fuera del
matrimonio muy joven. Su codependencia se manifiesta en la
negación de sus sentimientos verdaderos con la conducta de
rebelión. Esta conducta extrema distrae la atención de la
familia del problema primordial del alcoholismo del padre y
facilita la negación de toda la familia.
El tercer papel de los niños
es el niño perdido. Este niño no causa ninguna molestia y
evita muchos conflictos. El niño perdido vive aislado de la
familia y pasa mucho tiempo solo, desarrollando una vida de
fantasía. Por eso puede ser muy creativo. Este niño no
confía en las personas fácilmente y se acerca más a las
mascotas y a los muñecos. Su codependencia se manifiesta
inconscientemente en la negación de su necesidad de otros.
Su soledad e independencia tienen la característica de
compulsión. Compulsivamente los niños perdidos evitan a la
gente.
El cuarto papel es el del
hijo menor, y se llama el payaso (en el buen sentido de la
palabra). Él usa su buen sentido del humor para llamar la
atención hacia él y distraer la atención de las tensiones
que hay en la familia. Él es bromista, encantador y muchas
veces es muy mono. La codependencia de este niño es que se
siente responsable del dolor de la familia, y cree que debe
aliviarlo con buen humor y bromas.
Estos papeles pueden
desarrollarse en cualquier familia que tiene crisis. Cuando
hay crisis física, como un familiar con cáncer, o una crisis
económica fuerte, o hay otras compulsiones en la familia,
los familiares adoptan estos papeles de codependencia
inconscientemente para sobrevivir en un sistema de caos.
Porque la familia es un sistema, podríamos decir que la
familia es como un móvil de los que utilizamos sobre las
cunas de los bebés. Tocamos una parte del móvil, y las demás
partes se mueven para equilibrarse.[Sharon Wegscheider,
Another Chance, Hope and Help for the Alcoholic Family,
47] Este hecho implica esperanza para la familia en crisis.
Si un familiar cambia su conducta de codependencia, por la
definición de un sistema familiar, el resto de los
familiares tienen que equilibrar el sistema con cambios
también. La recuperación personal es la respuesta para la
familia alcohólica u otra familia en crisis.
La adicción es una enfermedad
familiar. Entonces cada familiar requiere de la recuperación
para romper el ciclo vicioso de adicción generacional.
¿Co-dependencia o Bondad?
“Yo no quiero reprocharle a
mis seres queridos que les cuido, pero acabo sintiéndome
resentida cuando después veo que ellos no hacen lo mismo por
mí”. “Si ellos fueran tan considerados conmigo como yo lo
soy con ellos, estaría más contenta y me sentiría más segura”.
“Algo no acaba de funcionar bien”.
Ser de ayuda para sus seres
queridos puede ser muy agradable y remunerador. En muchos
libros se ha tratado el tema de la co-dependencia, pero a
veces es difícil establecer la diferencia entre co-dependencia
y bondad. Aunque co-dependencia no es un término psicológico
oficial, describe un tipo de relación donde un individuo da
de sí mismo incluso cuando, por su propio bienestar, uno no
quiere o no debe.
Alguna pautas para distinguirlas son:
· Busque el equilibrio.
Si no está seguro/a sobre si
usted es “demasiado amable”, dedique unos minutos a realizar
este simple ejercicio. Coja un papel y trace una línea
vertical que divida en dos la página. Arriba ponga el nombre
de alguien cercano a usted. En la columna izquierda apunte
todas las cosas que usted hizo el mes pasado por esa
persona, tanto si se lo pidió como si no. Al final de cada
una de ellas ponga una P si fue placentero el hecho de
hacerlo, o bien una R si sintió resentimiento por tenerlo
que hacer. La finalidad de este ejercicio es distinguir la
emoción que usted sentía en el fondo de su corazón al
realizar esa actividad. En la columna derecha haga una lista
de todas las cosas que esa persona hizo por usted activa o
pasivamente, tanto si se lo pidió como si no. Muestre la
lista a un amigo imparcial. Si su lista se desequilibra
hacia el lado “dar”, entonces usted podría estar vendiéndose
para ganar la aceptación de los demás.
Ahora que usted ha leído en qué consiste el
ejercicio, saque un papel y hágalo. (Valdrá la pena). Si
trata a los demás mejor que usted es tratado/a y se siente
frecuentemente resentido/a con el trato de los demás,
considere la posibilidad de que está en desequilibrio, o lo
que es lo mismo, que es co-dependiente.
· Escuche a su voz interna sobre la “justicia”.
Según la edad de la persona que usted puso en
la lista, decida si usted se está dando a ella libremente o
si se trata de alguna obligación tácita que le deja
resentido/a. Peor aún, decida si usted se ha estado dando
porque teme las consecuencias (enfado, malas caras,
amenazas, gimoteos, culpabilización, ...). Tenga en cuenta
que a los niños se les permite obtener más de lo que ellos
dan, ese es el compromiso que usted adquirió cuando decidió
tener hijos. Sin embargo, conforme van creciendo deben
aprender que el mundo no complacerá cada uno de sus antojos.
Deben aprender que los demás también tienen necesidades y
que las relaciones requieren negociación. Es su trabajo como
padre o madre enseñarle estas lecciones.
· Detenga su conducta habitual.
Si decide que da cuando no desea hacerlo; si
siente resentimiento cuando da, entonces debe encontrar una
forma de detener esa conducta. Sentir resentimiento es una
señal clara de que no quiere dar, aún cuando piense que la
única razón por la que está resentido se basa en la reacción
de la otra persona. Si está disgustado/a con la otra
persona, entonces estará dando “con las manos atadas”. Esto
es injusto para usted y también para los demás. Si puede dar
libremente también puede considerar no dar nada.
· Si decide cambiar, adviértaselo a las personas de
su entorno.
El cambio será difícil de aceptar por parte
de los demás, así cómo de llevarlo a cabo. A cada una de las
personas involucradas será necesario hacerles saber
previamente que usted va a cambiar su forma de actuar.
Deberá prepararse para recibir respuestas negativas. Será
sólo una parte del proceso de cambio. A las personas que
antes conseguían de esa forma sus objetivos probablemente
les supondrá un problema el oírle que les dice “no”.
· Practique diciendo “no” a cosas pequeñas en casa,
con otros familiares o con amigos.
Un buen comienzo puede ser empezar a decir
“no” a pequeñas cosas que antes habría hecho porque “no
supone un gran esfuerzo”, o porque “no merece la pena crear
un problema”. Vaya despacio, pero tome posiciones en
aquellas cosas que usted sabe que puede hacer. Por ejemplo,
si usted siente resentimiento por tener que hacer la colada
de su hijo adolescente, enséñele a que lo haga él solo. Si
se niega a hacerlo, haga que le pase a usted una asignación
mensual por lavarle la ropa.
· Prepárese a que le recriminen lo malo o mala que es
usted y los pocos cuidados que les dedica.
Este es el precio que deberá pagar por
sentirse libre. Dentro de unos pocos meses seguro que habrá
aprendido a separar y lavar su ropa correctamente, e incluso
a colocarla en la secadora. A menudo, las personas hacen
cosas que realmente no desean hacer porque “no merece la
pena decir no”. Si usted realmente no quiere ver determinada
película, no le apetece comer en un determinado restaurante,
no quiere quedarse más tarde de lo habitual, no quiere
llevar a alguien a algún sitio, no quiere hacer un recado
porque está demasiado cansado, ... no lo haga. (Tenga la
precaución de practicar esto con personas conocidas y cuando
esté seguro/a podrá aplicarlo en su ámbito laboral).
· Aprenda a actuar ante el enfado de los demás.
Si las personas se enfadan con usted y se
siente presionado/a por su enojo o su culpabilización,
manténgase firme. Muchas personas emplean el enfado, o la
amenaza de enfado, para de esta forma controlar o manipular
su entorno. Observe la táctica y no ceda si usted está
siento razonable. (La mayoría de nosotros sabemos cuando
estamos siendo irrazonables si nos escuchamos a nosotros
mismos). Serena y firmemente sostenga su posición. No haga
nada más allá de lo que desee hacer, será lo mejor para
usted y para su relación. Por ejemplo, “De acuerdo, tienes
razón, yo lo tiré. Lo siento. ¿Cómo puedo arreglar esta
situación?” o bien “Claro que discrepamos. Yo no estoy
dispuesto a pagar algo que tú decidiste comprar sin
consultarme. La próxima vez, por favor, pregúntamelo antes”.
· Use la técnica del disco rayado.
Si la otra persona no está siendo razonable,
use la técnica del disco rayado: “La próxima vez, por favor,
pregúntamelo antes” ... “La próxima vez, por favor,
pregúntamelo antes” ... “La próxima vez, por favor,
pregúntamelo antes”. Esta técnica evita la escena de estar
ante la “inquisición”, porque de esta forma no se le da a la
otra persona ningún arma que pueda usar contra usted. Ellos
lo entenderán tarde o temprano y usted dejará de ser
manipulado/a en cosas que no quiera realmente hacer.
· Hable con otras personas.
Hable con aquellos amigos que usted vea que
se muestran felices en sus relaciones y pregúnteles cómo
equilibran ellos la balanza del dar y del recibir. Únase a
una terapia grupal o a un grupo de apoyo para recibir las
sugerencias y los ánimos de otras personas. Acuda a los
grupos CODA y escuche hablar a los demás sobre cómo ellos
están “encontrando su propia voz” en las relaciones con los
demás. Los encuentros de grupos CODA tienen entrada libre y
están disponibles en la mayoría de las ciudades de los
Estados Unidos de América
· Lea libros que traten sobre el tema.
· Confíe en usted.
Cualquier cosa que haga puede
hacer que las cosas cambien y usted no tiene por qué vivir
una vida de callado resentimiento. Si decide dar algo de
corazón, porque realmente lo siente en ese momento, sin que
el miedo le motive a ser amable, disfrútelo. ¡El entregarse
a otros puede ser un regalo para uno mismo, siempre que se
haga por las razones correctas!.
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